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El nombramiento del gerente general es sin duda, la tarea más trascendental de la junta directiva de una empresa; tanto por su relacionamiento frente a los diferentes públicos de interés, como por el impacto en el desempeño de los negocios en el mediano plazo.
A diferencia de otros cargos en las organizaciones, los resultados en la gestión de un gerente general pueden tardar entre dos y cinco años para evidenciarse.
Entonces ¿Cómo encontrar un buen gerente?
El primer paso consiste en identificar la etapa de desarrollo en que se encuentra la organización y sus retos frente al mercado.
Si la estrategia está funcionando y solo requiere ajustes en estructura y procesos, el gerente podría ser de estilo conservador. Lo que llamamos un buen administrador.
Si la organización requiere diseñar e implementar su nueva etapa de desarrollo, entonces el gerente debe tener un perfil diferente.
Usualmente nos movemos entre la continuidad y la disrupción que, como todas las cosas de la vida, también puede tener puntos intermedios.
No hay decisiones perfectas; hay que tomar consciencia de los posibles escenarios de ocurrencia y estar atentos para aplicar correctivos oportunamente. La cultura empresarial es implacable.
Un gerente disruptivo en una cultura conservadora generaría ambientes adversos y resistentes al cambio. Un gerente conservador en una cultura innovadora generaría desmotivación y deserción de talento.
Una vez resueltos estos dilemas, la junta debe decidir si contrata una empresa especializada en búsquedas de talento, o si lo hace con recursos propios.
Los honorarios para estos servicios pueden parecer costosos; según mi experiencia una inversión que vale la pena hacer; con mayor razón si el proceso incluye candidatos internos de la organización.
Un buen experto en búsqueda de talento ofrece variedad de candidatos, apoyo en la definición del perfil, validación de referencias y el análisis minucioso de los finalistas a través de pruebas psicológicas de gran profundidad.
Es indispensable que los miembros de junta se tomen el tiempo suficiente para realizar entrevistas con los candidatos y validar información con otras fuentes.
Pero sobre todo que procuren tomar su decisión en consenso. Es saludable fomentar espíritu de equipo entre el gerente y su junta desde el principio.
Un buen gerente no se encuentra de la noche a la mañana; su experiencia anterior cuenta, pero al igual que todos los seres humanos, requiere formación permanente y muchas conversaciones para desarrollar su potencial.
Estas recomendaciones aplican para todo tipo de organizaciones empresariales tanto del sector privado como del sector público.
A veces me pregunto qué pasaría si al elegir Presidente, alcaldes, gobernadores y demás administradores de lo público definiéramos un perfil y pruebas psicológicas de profundidad.
Quizás tendríamos argumentos objetivos para elegir mejores gobernantes y moderar la emocionalidad que fomentan las campañas políticas.
PD. Aclaro que en mi entendimiento la palabra gerente no tiene género