Síguenos en:
x
Columnistas | PUBLICADO EL 06 abril 2020

Empresas que sanan

Por David Escobar Arango *david.escobar@comfama.com.co

Querido Gabriel,

“La bondad humana nunca ha debilitado la fortaleza o ablandado el carácter de un pueblo libre. Una nación no tiene que ser cruel para ser resistente”, observó alguna vez Franklin D. Roosevelt. La misma idea aplica a las empresas, aún más en tiempos de crisis. Una organización no tiene por qué ser cruel con su gente ni sus proveedores, ni debe abandonar la ética o la estética para sobrevivir a los desafíos actuales. Tal vez sea al contrario y la continuidad radique en la capacidad para conservar su mejor esencia y practicar la compasión, ese sentimiento de pena, ternura e identificación ante los males del otro. ¿Hablamos de amor empresarial y de organizaciones sanadoras?

El miedo desenmascara, pensé esta semana. ¿Cómo serán nuestras empresas detrás de la máscara? Por mi parte, confío en que, como escribió Adam Smith en La Teoría de los Sentimientos Morales, el capitalismo es “un sistema de cooperación humana basado en el balance fundamental de nuestras motivaciones: el interés propio y la preocupación por los demás”. Como dice el empresario antioqueño Alejandro Mesa: “Empresario es quien agrega valor a una sociedad”.

¿No crees que las empresas pueden ser mucho más ante esta crisis? Antes que pedir ayuda del Estado y además de donar recursos al sistema de salud, podrían mirar hacia aquellas que dan ejemplo al proponer innovación social en salud, nutrición y empleo o al poner sus capacidades organizacionales al servicio de los desafíos del país. Algunos no comprenden aún, como me escribió el JKE esta semana, que “este es el año para servir, no para generar riquezas”.

En su libro El Juego Infinito, Simon Sinek escribió que las empresas que tienen una “causa justa” dejan de sufrir por las finanzas del trimestre o el valor de la acción. Se comprometen con un propósito infinito, que es un ideal superior, más que una MEGA, un moonshot o su programa de responsabilidad social. Quieren construir un mundo mejor, lo hacen cada día desde su esencia, y ¡ganan mucho dinero! Pero como dice el Bhagavad Gita “hacen su tarea, sin apego alguno y sin ansias por sus frutos”.

En el libro La Organización Sanadora, Sisodia y Gelb, por otro lado, recuerdan a Darwin, quien creía que la empatía es nuestro instinto más fuerte y la razón gracias a la cual la humanidad ha tenido tanto éxito evolutivo. Cuentan que en El Origen de las Especies se habla apenas dos veces de la supervivencia del más apto mientras la palabra amor se repite ¡99 veces! La Madre Teresa, dirigiéndose ante un congreso empresarial, lo simplificó alguna vez: “¿Conocen a su gente?, ¿la aman?”.

Sanar significa restaurar la salud y viene del latín sanare, que proviene a su vez de sanus: sensato, que no está loco. ¿Será que las organizaciones tenemos el poder para sanar el cuerpo y el alma de nuestra gente, de la sociedad entera? Las empresas que sanan cuidan a sus empleados y sus familias, abrazan su cadena de valor, quieren a su comunidad y siempre mejoran la vida de sus clientes. Los líderes sanadores, por su parte, comprenden que cuando uno cuida a sus trabajadores, ellos cuidarán de la empresa. Comprenden que todo está conectado con todo.

Para provocar nuestra tertulia comencemos por el juramento al final La Organización Sanadora, porque las empresas que sanan tienen palabra y la cumplen: Primum non nocere: primero, no hacer daño; malus eradicare: erradicar el mal; amor vincit omnia: el amor lo conquista todo .

* Director de Comfama

David Escobar Arango

Si quiere más información:

.