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Mejor dicho, ojalá se den la oportunidad de encontrarse con esta novela que le da una mirada a lo qué somos como seres humanos, y qué seríamos capaces de hacer.
Por Diego Aristizábal Múnera - desdeelcuarto@gmail.com
Además de espantarlas, como la mayoría, yo no sabía mucho de las moscas. Pero ellas, más que molestas, han sido importantísimas para la humanidad. Augusto Monterroso, en su obra Movimiento perpetuo, dice que hay tres temas: el amor, la muerte y las moscas. La misma Margarite Duras, en Escribir, dice que “la muerte de una mosca: es la muerte (...). Vemos morir a un perro, vemos morir a un caballo, y decimos algo, por ejemplo, pobre animal... Pero por el hecho de que muera una mosca, no decimos nada, no damos constancia, nada”. Y no debiera ser así.
Y las moscas, por supuesto, no son ajenas en la nueva novela de la escritora argentina, Claudia Piñeiro, El tiempo de las moscas, una historia que aún me zumba en los oídos por lo bien que está. Inés siente que está a punto de nacer por tercera vez ahora que sale de prisión. En compañía de su buena amiga, la Manca, crea MMM, Control Inofensivo de Plagas, que es una empresa con anverso y reverso: por un lado, fumiga; por el otro, investiga. “Quién está totalmente limpio si se busca a fondo”. Así que la Manca se dedica a investigar e Inés a fumigar. MMM, también es: moscas, mujeres y muerte.
Y digamos que la vida va bien después de que ambas han salido de la cárcel, hasta que un día Inés visita a la señora Bonar para fumigar y justo cuando termina el trabajo, la mujer le hace muchas preguntas hasta llegar a esta: ¿y qué tan efectivo sería ese veneno si lo quiero usar con una mujer que me quiere quitar a mi marido del mismo modo que a vos te quitaron el tuyo? Y esto, desde luego, abre un universo interesantísimo en la novela porque Inés no quiere volver a la cárcel, no quiere ser cómplice de nada, pero, a la par, se da cuenta de que necesita el dinero para salvar a la Manca del cáncer de mama que el sistema de salud no quiere tratar.
En la medida que avanza la historia, de los dilemas que deben enfrentar Inés y la Manca, hay una serie de capítulos que parten siempre de Medea, de Eurípides, allí el Coro acompaña lo que, al parecer, será una tragedia; pero, lo más interesante es que le sirve a Piñeiro para reflexionar, desde otras voces teóricas, sobre el feminismo, el patriarcado, el feminicidio, ¿qué significa ser madre?, parir y maternar, la cancelación, los tipos de violencia contra las mujeres, transicionar, transincluyente, cuerpo, sexo, tantas cosas que deberíamos analizar mejor.
Mejor dicho, ojalá se den la oportunidad de encontrarse con esta novela que le da una mirada a lo qué somos como seres humanos, y qué seríamos capaces de hacer. ¿Uno solo mata de forma directa? ¿Corresponde darle una oportunidad, incluso, a quien mató a una persona? ¿Quien se venga, igual, sigue sufriendo? Al escribir sobre moscas, tal vez se escribe sobre madres e hijas, y si tuviéramos el tiempo de las moscas, quizás, el mundo sería otro.