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Por Jhon Edison Mena López
Institución Politécnico Grancolombiano
Facultad Derecho, semestre 2
jhomelo-2007@hotmail.com
En los últimos días han resonado en los medios de comunicación y en la opinión popular dos temas que, sin tener una relación directa, sí cuestionan la opinión pública: me refiero a la muerte de personas a las que muchos no “ven”.
Pienso, por ejemplo, en los tres presuntos ladrones muertos a manos de un médico en Bogotá, suceso que detonó un sinnúmero de opiniones de los colombianos y los lamentos de otros tantos. También en el final de esta semana nos informaban sobre el deceso de quien fuera el jefe de los sicarios del extinto cartel de Medellín y que nos evoca un famoso marinero.
Aunque estos dos sucesos aparentemente son muy diferentes entre sí, comparten la naturaleza de ser temas de opinión que despiertan en la mayoría de personas el juez interior y el moralista que todos llevamos dentro. Muchas personas, al escuchar estas noticias, se alegraban por la muerte de estas personas, sujetos que la sociedad no ha querido “ver” y que, sin entrar a defender sus actuaciones, comparten con nosotros la misma naturaleza humana. Recuerdo que escuchando una famosa emisora nacional anunciar la muerte del señor Velásquez Vásquez, uno de sus columnistas decía “es un buen muerto” y considero que esa es la opinión de la mayoría de los colombianos, otros tantos pensaban en sus secretos o en la información que se “llevó” a la tumba y, en fin, hasta sirvió para traer al presente los sucesos del pasado, pero al ir más allá ¿por qué es un “buen muerto”? ¿Existen muertes buenas? ¿Hay lamentos correctos? Y estas preguntas me surgen al ver, por ejemplo, toda la critica que soportó el comandante del ejército colombiano, el general Eduardo Zapateiro, y es que la forma lapidaria en que se critica que una personalidad publica lamente la muerte de un ciudadano me lleva a pensar si el “pésame” está restringido a ciertos tipos de personas o si de verdad es posible entender que el muerto es simplemente uno más, víctima de la indiferencia de muchos “jueces de la opinión pública”.
Y por esto ya no me atrevo a pensar en que no “son buenos muertos” sino personas sin segundas oportunidades, y vivo hoy sin saber, entonces, si existen “lamentos correctos”.
*Taller de Opinión es un proyecto de
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