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¿Qué siente un embrión de dos meses de gestación? En medio de una balacera, ¿percibe las “descargas” del cuerpo, en pánico, de su mamá?
“Ana María Sarrias duraría una hora y media desangrándose y esperando unos primeros auxilios que el Ejército nunca le proporcionó, ni por simple humanidad. No la auxiliaron aun cuando los mismos soldados estuvieron disparando en el momento en que ella sintió el fogonazo en su pierna. No la ayudaron aun cuando Ana María era una mujer de 24 años con dos meses de embarazo, aun cuando no tenía nada qué ver con el conflicto [...] El Pájaro, como apodan a un vecino suyo, hizo lo que pudo por socorrerla. La tomó de los brazos y la arrastró unos diez metros hasta la orilla del río Putumayo y se sumergió con ella buscando una lancha. Lo hizo porque Divier Hernández, el esposo de Ana María y presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Alto Remanso, le suplicó que intentara salvarla. [...] Ana María y El Pájaro duraron escondidos más de hora y media en el río, apenas asomando las cabezas de cuando en cuando. Al ver que llegaban las pirañas de la Armada pensaron que los rescatarían. Al fin y al cabo, El Pájaro y Ana María eran civiles en medio de un combate entre el Ejército y un grupo armado. Pero los botes siguieron derecho y Ana María continuó desangrándose”, narra José Guarnizo (Vorágine).
Que el whisky, que los 36 millones, que las armas... ¿Dónde están los clamores provida en defensa del bebé de Ana María, asesinado por el Ejército? ¿Acaso el nasciturus solo es tal cuando es la mujer quien termina su propio embarazo? ¿Cambia el juicio cuando se trata de una mujer pobre, campesina? Si se comprobara que era cocalera o guerrillera, ¿le restaría valor a su vida y a la de su hijo?
“La última imagen que vieron los esposos fue la terrible agonía del otro”, relata Alfredo Molano (revista Cambio).
Cuando una embarazada es asesinada, ¿imputan al responsable por una, o por dos muertes?
La penalista Helena Hernández explica: “Lo procesan por un homicidio. Este se puede agravar por el estado de embarazo. Si es un feminicidio (por motivo de violencia machista), se agrava”.
Si el proceso es por una sola muerte es porque se asume que el cuerpo del bebé y la mamá son uno solo: ¿por qué no aplica el mismo razonamiento cuando se trata de una interrupción voluntaria del embarazo provocada por la gestante?
“—Pájaro, me voy a morir, ya no aguanto, Divier está muerto, ya está muerto el papá de mis hijos, yo no los puedo dejar solos —decía ella. Se refería a Dainara, de 6 años. Y a Kaleth, de dos añitos”.
(¿En qué instante durmió para siempre aquel hijo, deseado, mientras su mamá se desangraba?).
Concluye el relato de Guarnizo: “Se le murió en los brazos. Ana María falleció atormentada”.