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Columnistas | PUBLICADO EL 30 septiembre 2019

El alcalde que requiere Medellín

Por Luis Gonzalo Mejía Cañaslgm@une.net.co

He estudiado varios de los programas de los candidatos a la Alcaldía y vale la pena espulgarlos, pues se encuentran perlas y no falta quien señale que va a convertir el aeropuerto Olaya Herrera en un parque “con la posibilidad de tener más viviendas alrededor del mismo construyendo una nueva ciudad”, olvidando que ese aeropuerto es vital para la recuperación de la ciudad, luego de la ocurrencia de un sismo severo, pues las jóvenes montañas que rodean a Medellín ocasionarán derrumbes que taponarán las vías de acceso por meses y la única forma para recibir las ayudas sería la vía aérea.

Durante años he dedicado parte de mi tiempo a reflexionar acerca de los problemas de la ciudad y he efectuado múltiples propuestas, varias de ellas en este periódico, propuestas que de acuerdo con mi experiencia de ingeniero estructural y de viajero, permitirían solucionar algunas de las situaciones que nos agobian: “Medellín de colores” (13/9/2014), “Túneles interurbanos para la movilidad” (16/10/2015), “Demencia urbana” –allí propongo trayectos subterráneos del metro en el centro– (19/9/2017), proyecto Acuarruta (8/3/2015) y el Parque de los encuentros (21/8/2016).

En mayo de 1968 en París, el joven Daniel Cohn-Bendit en su protesta contra el consumismo, y hablándoles a los jóvenes, acuñó una frase que representa el deseo de un cambio profundo y que sacudió los cimientos de una sociedad adormecida y desigual: “Sed realistas, pedid lo imposible”. Casualmente, de la lectura juiciosa del programa de señor Daniel Quintero, a quien considero la persona más adecuada para llevar a la ciudad por un desarrollo sensato y humano, pareciera brotar esa frase, pareciera salir ese grito de deseo de un cambio real, encaminado a resolver primero la ciudad prioritaria.

Añadiría a lo anterior, dos breves consideraciones para el nuevo alcalde, quien sea: la primera está relacionada con la forma como debería abordar los temas de innovación y de la Revolución 4.0, esperando que los brillos que producen estos advenimientos, no nublen su visión, para evitar que muera el saber, asfixiado por la avalancha de información vacía que no crea conocimiento. Y la segunda, relacionada con las tres reglas básicas de cualquier desarrollo exitoso: no se debería olvidar que primero es lo primero; que lo complejo se resuelve a partir de lo simple y que debería rodearse de personas con experiencia.

Para finalizar, un consejo de Theodore Roosevelt, que tampoco debería olvidarse: “Habla suave, lleva un buen garrote y... llegarás lejos”.

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