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Hacía mucha falta un libro como el que acaba de publicar Eduardo Lora (Economía esencial de Colombia, Editorial Debate, 2019). El libro es útil para quien quiera entender sus circunstancias económicas. Para lograr ese propósito, Lora organiza su texto con las que considera son las principales preguntas que se hacen las personas a partir de su participación en la economía colombiana.
El autor está convencido de que un texto como este también sirve para la enseñanza de la economía en los primeros niveles. Es muy crítico frente al uso exagerado de los conceptos abstractos y modelos matemáticos que tanto fascinan a los economistas, pero que a veces no son útiles para conectar con los estudiantes que tienen mucho entusiasmo e inquietudes, pero poco bagaje y conocimiento acerca de la economía colombiana.
Lora supera ese desafío. Se podría pensar que ese es precisamente el significado de la cita de Proust que trae en el prologo nuestro autor: “El verdadero viaje de descubrimiento consiste, no en buscar nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos”. En el caso del libro, eso está relacionado con la mirada de quien conoce muy bien la economía colombiana (y latinoamericana) por su importante trayectoria profesional, y piensa que es más factible “encontrar soluciones a nuestros grandes retos económicos y sociales mediante la participación política y la discusión pública bien informada”.
Y ese lector al final del libro conoce la economía colombiana y queda con la sensación del buen manejo que ha tenido y los avances logrados. Todo esto se debe a que el modelo que hemos seguido no es otro que la economía social de mercado. Donde Estado y mercado se complementan y las decisiones se toman en democracia. Hoy los colombianos tenemos mayores ingresos que hace cincuenta años y un mejor nivel de vida, gozamos de una inflación moderada y estabilidad financiera. El empleo es cada vez más formal y hay mejoras en los servicios de salud educación y se han reducido recientemente los homicidios y los desplazamientos.
Sin embargo, dentro del modelo hay disfuncionalidades que hacen que Colombia no pueda avanzar como quisiéramos. Lora plantea al respecto que es crítico que persista la desigualdad del ingreso y la riqueza, y que, aunque cada vez tenemos más y mejores máquinas y trabajadores más preparados, la productividad de la economía sigue disminuyendo. Los recursos se están desperdiciando porque van a producciones ineficientes o a actividades socialmente improductivas. La informalidad laboral es un ejemplo de esto y el no haber podido sacar adelante al sector agrícola, una actividad con gran potencial. Se extraña solamente una referencia al tema de la fragilidad de los derechos de propiedad, esencial para ese sector.
Estamos frente un libro al que cualquiera se puede acercar y, por eso, se puede recomendar su lectura al gran público. El texto es accesible, es original y presenta con claridad algunos conceptos económicos no tan evidentes. Por ese camino, se muestra la complejidad de la economía colombiana. Un gran trabajo.