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Libros que no tocan

Con entusiasmo leí “Gente normal”, de Sally Rooney. Recuerdo que para ser novela corta, tardé más de lo esperado, había cosas que me gustaban, pero en el fondo, no me movió nada.

24 de enero de 2025
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  • Libros que no tocan

Por Diego Aristizábal Múnera - desdeelcuarto@gmail.com

Hace unos años, un conocido lector me recomendó enfáticamente un libro y una autora. Da un poquito de miedo cuando los calificativos abundan, cuando un libro mueve intensamente a alguien y uno lo enfrenta con las mismas expectativas. Así que con entusiasmo leí “Gente normal”, de Sally Rooney. Recuerdo que para ser una novela corta, tardé más de lo esperado, había cosas que me gustaban, alguna frase, pero en el fondo, no me movió nada.

Durante estos años, veía que cada tanto llegaban a las librerías nuevos libros de la escritora irlandesa, definida por importantes medios del mundo como uno de los talentos más prometedores del momento, pero yo la ignoraba. Hasta que en diciembre me regalaron “Intermezzo”, su novela más reciente, y entonces pensé, ¿por qué no darle otra oportunidad?, y me di a la tarea de leer las 415 páginas, mucho más porque la trama tenía que ver con la muerte del padre y las relaciones familiares, muy especialmente entre dos hermanos.

Peter tiene 32 años, es un abogado exitoso y tiene un romance con Naomi, pero de su vida no desaparece quien ha sido su gran amor, Sylvia, además no estuvo muy unido al padre quien muere a los 65, después de cinco años de tratarse contra el cáncer. Iván es distinto, es menor diez años y, según su hermano, es un pequeño genio que le cuesta relacionarse con las mujeres.

En un torneo de ajedrez donde Iván es invitado para jugar una partida simultánea conoce a Margaret, quien es mayor que él 14 años, está recién separada, pero legalmente sigue casada porque todo es muy complicado en ese pueblo donde cuchichean tanto, y no entiende por qué se siente atraída por ese chico; el hecho es que Iván logra abrirse con ella, y además de hablarle del ajedrez y de qué hubiera pasado si a los quince años hubiera intentado ser más sociable, le pide un beso a Margaret y, por primera vez, ella pasa la vida con un desconocido. Y así, poco a poco, vemos cómo se enredan y desenredan las relaciones familiares y amorosas en una sociedad siempre dispuesta a opinar de todo lo que hacen los demás.

A Rooney le gusta ahondar en las relaciones humanas, en lo complejos que somos, en cómo, a veces, el amor familiar puede ser tan extraño, podemos odiar, querer matar, ser muy egoístas, pero también podemos perdonar, las relaciones no tienen que ser de una única manera (por eso el tema de la edad o poder amar, sin problema, a dos personas a la vez), en fin, pero a las obras de Rooney, para mí, les sigue faltando algo, una fuerza que haga sentir que estamos ante algo grande. En “Gente normal”, recuerdo que un profesor define la literatura como “el placer de ser tocado por el gran arte”, lastimosamente eso no me ha pasado con esta autora a quien las fajas de los libros no bajan de “Brillante”.

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