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Columnistas | PUBLICADO EL 26 febrero 2021

Desarrollar fondos de emprendimiento en Colombia: ¿ciencia o ficción?

Por Agostinho J. Almeida@Agos_Almeida

El capital inteligente y sus diferentes tipos de vehículos de financiación son piezas importantes para el desarrollo económico y la competitividad de las ciudades y países. El capital de emprendimiento (VC del inglés Venture Capital) es uno de los mecanismos más conocidos para financiar empresas basadas en ciencia, tecnología e innovación (CTi), desde etapa temprana (pre-mercado) hasta empresas ya más desarrolladas. Se basa mucho en la noción de que los inversionistas creen en el gestor del fondo y su tesis de inversión. Colombia, tal como otros países de la región, ha intentado impulsar esta industria a través del apoyo de diferentes agencias y organizaciones. Entidades públicas y privadas se arriesgaron hace unos 10-12 años para convertirse en los primeros inversionistas del país en fondos de VC: Sura, Argos, Bancolombia, Ruta N, Bancoldex, Comfama, EPM, BID Lab, entre otros. En la primera cohorte de fondos y respectivos gestores estuvieron, por ejemplo, Progressa Capital, Velum Ventures, Vero Norte o FCP Innovación de EPM. Si bien la rentabilidad de estos fondos es el reflejo de su éxito, la relevancia de su impacto en el ecosistema ha sido incuestionable. Sin embargo, después de esta fase inicial hay que reconocer que el desarrollo de la industria de VC se ralentizó. Afortunadamente, el capital inteligente y sus diferentes tipos de vehículos no se detuvieron: se incrementaron los ángeles inversionistas, se crearon fondos corporativos de VC, así como otro tipo de aceleradores y mecanismos de financiamiento.

Pero la dificultad de crear fondos VC en Colombia es innegable. Quienes han trabajado en esta industria conocen muy bien los detonantes de su desarrollo: confianza de inversionistas; disponibilidad de capital; aversión al riesgo; emprendedores y gestores de fondo experimentados; ciclo de vida de la inversión completo; y un ecosistema de CTi desarrollado (universidades, inversión en I+D, desarrollo de competencias y talento, etc.). Si no, véase el ejemplo del fondo VC enfocado en CTi que Ruta N y MinCiencias, con el apoyo de la mesa de financiación del CUEE, han estado desarrollando desde 2017. En 2018, se materializó a través de un convenio entre las dos entidades en el que ambas comprometieron recursos públicos como inversionistas ancla. Varios actores del ecosistema CTi han hecho un esfuerzo importante estos últimos cuatro años para definir el mejor modelo (forma y fondo) para hacerlo viable y así lograr atraer inversionistas y gestores de fondos para liderar su ejecución. Mucha gente se ha preguntado por qué estas entidades públicas deberían fomentar estos fondos. La mejor manera de explicarlo es con un ejemplo: Velum Ventures, liderado por Esteban Velasco y Esteban Mancuso, ha sido uno de los fondos de VC más exitosos en Colombia y Latinoamérica, y su inversionista ancla fue Ruta N. No que Ruta N haya sido la razón del éxito de Velum Ventures; ahí sí hay que quitar el sombrero a “los Esteban” y los emprendedores por su labor y visión. Pero como inversionista ancla, Ruta N sí ayudó a dar el primer paso y generó confianza al equipo y futuros inversionistas. Confianza, siendo la palabra llave; sin eso, será muy difícil que el nuevo fondo que se promueve desde Ruta N sea viable

Agostinho J. Almeida

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