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Desde hace casi cien años, en Estados Unidos se realiza un concurso muy singular llamado Spelling Bee. En él, niños y jóvenes deben deletrear series de palabras en inglés, para lo cual se entrenan durante cientos de horas, día tras día, con una disciplina digna de admiración. El jueves de la semana pasada una niña hindú-americana de catorce años ganó el concurso nacional ratificando así la supremacía india en este tipo de competencias. Veintiuno de los últimos veintitrés campeones descienden de hindúes.
El hecho es bastante llamativo cuando se piensa en cómo comenzó esta idea. Desde el siglo XIX existían concursos locales que se realizaban gracias a unos libritos publicados por el señor Noah Webster que en últimas han enseñado a deletrear a cinco generaciones de estadounidenses. Hasta que en 1925, nueve periódicos locales unieron esfuerzos y se convirtieron en anfitriones del National Spelling Bee, competencia en la que participan once millones de estudiantes cada año.
Con el paso del tiempo, este concurso dejó de ser solo un apoyo para el dominio de la lengua inglesa y se convirtió en una herramienta que permite destacar en el competido acceso a las universidades gringas. Y las familias hindúes-americanas, que no poseen los contactos necesarios para moverse en ese complejo mundo, en el que salir de una determinada universidad asegura un buen salario, han sabido aprovechar al máximo esta oportunidad.
El primero en conseguirlo fue Balu Natarajam en 1985, y a partir de allí han sido casi imbatibles. Pero lo que impresiona es que estos niños no solo son buenos deletreando, sino que destacan en geografía y matemáticas. Todo gracias al compromiso de los padres y las madres que se implican por completo en su entrenamiento y, por supuesto, al esfuerzo y la perseverancia de cada estudiante que, como se decía antes, “hinca los codos”. Para ellos, participar y ganar en este tipo de competencias les permite destacar de entre los cientos de miles de aspirantes que ansían entrar a algunas de las ocho universidades que forman el famoso Ivy League. El top de las universidades americanas que, muy seguramente, los becará para ayudarles a pagar sus matrículas de precios prohibitivos.
Hoy, en muchos países del mundo donde el inglés no es la lengua materna, se realiza este tipo de concursos. En Colombia, la Secretaría de Educación de Bogotá creó el District Spelling Bee en 2018, en el que han participado 49.000 estudiantes de colegios públicos de la capital. Y en 2019 la alcaldía de Medellín organizó el suyo con la participación de 140 instituciones educativas oficiales.
Lo valioso de esta historia es que demuestra cómo millones de jóvenes pueden dar una lección que habla de disciplina, esfuerzo, compromiso y sacrificio a una sociedad que a veces mira con escepticismo al futuro porque cree que los valores se han perdido. Ahí están, lo que pasa es que la responsabilidad de transmitirlos requiere el liderazgo de los adultos. Es cuestión de querer implicarse