Pico y Placa Medellín
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Por Juan Claudio Bernhard Ochoa - opinion@elcolombiano.com.co
Con bombos, platillos y fanfarria el gobernador Aníbal Gaviria celebró la que parece ser una de las pocas realizaciones de su administración: ¡se está vendiendo más aguardiente que nunca! ¡Albricias, seguimos de líderes nacionales de la borrachera, que tantas alegrías trae y tanta inteligencia derrama! Fue tal la dicha oficial, que muchos creímos que en la Gobernación iban a nombrar de vocero a don Ebrio, ese personaje de la radio que derrocha ordinariez y “fino humor paisa” en una región que ha intentado culturizarse y educarse a pesar de la resistencia de sus políticos y también, la verdad sea dicha, de muchos de sus habitantes, tan guapachosos y prestos al anisado pero tan resistentes a los libros.
Hay informaciones de prensa que hablan de contratos multimillonarios, aún inexplicados, de la Fábrica de Licores de Antioquia. Contratos de abogados en Medellín para que atiendan pleitos en EE.UU., y otro de adjudicaciones en la recta final de este mandato con empresas que tienen cuestionamientos y sanciones encima (informe de EL COLOMBIANO, 20/09/2023). ¿Amiguismo, favorecimientos, qué diablos pasa ahí?
La dirigencia antioqueña se concentró en las interminables irregularidades en la Alcaldía de Medellín. La Gobernación, en cambio, no ha sentido encima ninguna lupa y de pronto eso hizo sentir a sus responsables con vía libre para copiarle actitudes y mañas al recién condecorado vecino de La Alpujarra.
Si Medellín ha sido un desastre desde enero de 2020, el departamento también se rezagó. En muy poca cosa se ha destacado en este cuatrienio. Qué gobierno tan gris y deslucido. ¡Ya está bien de elegir a los mismos personajes que no encuentran más altos destinos y vuelven con sus inercias políticas a estancar el progreso económico y social de Antioquia!