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La muerte en Gaza no se detiene

Donald Trump insistió poco antes de la firma de un acuerdo de cese al fuego en que la apropiación de Cisjordania por Israel era algo que no iba a suceder.

hace 18 minutos
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  • La muerte en Gaza no se detiene

Por David E. Santos Gómez - davidsantos82@hotmail.com

Aún cuando los titulares sobre la guerra en la Franja de Gaza desaparecieron dramáticamente en los últimos meses, la muerte no ha abandonado al territorio palestino. Desde el pasado 11 de octubre, cuando Hamás y el gobierno de Benjamín Netanyahu acordaron un alto el fuego, Israel cometió “al menos” 393 violaciones al pacto, según cifras recogidas por las Naciones Unidas, lo que significa la muerte de 350 palestinos (entre ellos 70 niños) y cerca de mil heridos. El ejército israelí insiste en que sus acciones son respuesta al comportamiento de Hamás. Por su parte, la milicia acusa a sus enemigos de inventar pretextos para continuar con los ataques. En medio, los civiles. La semana pasada, en un solo ataque de bombardeo, Israel mató a 21 personas. El contador de muertes de la guerra se acerca a los 70 mil.

La figura etérea que en el análisis geopolítico se denomina “comunidad internacional” aparece muda ante él, desangre continuo. Ni Washington, ni Bruselas, ni el vecindario árabe parecen alarmados por la falta de compromiso con un acuerdo que se resquebraja por todas las partes. Es como si la firma de un documento les hubiese permitido desentenderse de sus responsabilidades y acallar las denuncias.

Todos los compromisos firmados se rompieron. Varias veces. Ni las balas dejaron de dispararse, ni el regreso de los palestinos a sus hogares se cumple. Decenas de zonas de la Franja están restringidas para sus habitantes. Cruzar sus fronteras significa la muerte inmediata. Los hospitales están lejos de funcionar a un nivel mínimo de socorro y ni siquiera los anhelados camiones con ayuda humanitaria logran llegar a sus destinos.

Dos elementos complican aún más el panorama. Israel reconoció que apoya a distintos grupos armados palestinos que enfrentan a Hamás en Gaza, lo que incrementa exponencialmente el enfrentamiento violento en la zona. La esperanza de Netanyahu es que estos nuevos acuerdos permitan desterrar a la organización terrorista, aunque resulta evidente que en el futuro se dibuja una guerra civil.

De otro lado, Cisjordania es un polvorín. Colonos israelíes que viven en asentamientos ilegales, envalentonados por el discurso del ala más extrema de su gobierno que reclama la apropiación de todo el territorio de la ribera occidental, intensificaron sus ataques contra civiles palestinos que tienen allí sus casas y sus tierras. Donald Trump insistió poco antes de la firma de un acuerdo de cese al fuego que la apropiación de Cisjordania por parte de Israel era algo que no iba a suceder. Una línea roja que él, todopoderoso, no permitiría que se traspasara. Pero Netanyahu sabe leer el tiempo de su socio en Washington. Conoce su temperamento. Le dice al oído lo que quiere oír para luego hacer lo contrario.

A pesar del entusiasmo inicial, la guerra no ha parado un minuto. Israel controla cerca del 60 por ciento de Gaza y nadie se hace responsable. La muerte sigue y la ocupación se amplía.

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