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Siendo hoy 29 de diciembre, la fecha ideal para ignorar todo lo que sucede en el mundo exterior, aprovecho esta columna para, fiel a la tradición, compartir mis lecturas favoritas del año. De pronto a alguien le resulte útil por estos días.
Lo que más disfruté leer en 2024 fue, sin duda, Un Caballero en Moscú, una novela de Amor Towles. Aunque su apariencia no me convencía del todo, una vez comencé, no fui capaz de despegarme de sus páginas durante tres días. Nada trascendental ni una lectura ambiciosa, solo una novela que, como hace mucho no me pasaba, se goza de principio a fin.
Por otro lado, este año marcó mi reconciliación con Stefan Zweig: tras un par de decepciones con sus novelas, El mundo de ayer, su autobiografía, y Fouché, su perfil del más grande “lagarto político” de todos los tiempos, lograron convencerme de su lugar como uno de los grandes autores de no ficción.
El 2024 también fue un año para reafirmar mi bolivarianismo con la biografía del Libertador escrita por John Lynch, sin duda lo mejor que he leído para profundizar no solo en su increíble vida, sino también en el pensamiento de Bolívar.
En la misma línea, y no sin esfuerzo, me adentré en la biografía de Wittgenstein de Ray Monk, un trabajo extenso y minucioso que explora tanto la vida personal como la evolución intelectual de uno de los grandes filósofos del siglo XX, que igual no asegura que uno termine entendiéndolo.
También descubrí, escondida en un rincón de la biblioteca de EAFIT, una biografía de Diego Calle Restrepo, un libro que, en una sola sentada, recorre la vida del exgobernador y exgerente de EPM, uno de los grandes prohombres que ha dado Antioquia.
Biografía del Caribe de Germán Arciniegas, uno de los intelectuales colombianos más interesantes del siglo pasado, aunque no sea estrictamente una biografía, merece un lugar en la lista por su ingeniosa narrativa que retrata cómo, desde el “descubrimiento” de Colón, gran parte de la historia universal se ha forjado en torno al mar Caribe.
Este año también me sirvió para seguir perdiéndole el miedo a releer grandes libros: El Proceso de Kafka, en honor al centenario de su muerte; El General en su laberinto de García Márquez, un complemento ideal a la biografía de Lynch; The Sun Also Rises de Hemingway, perfecto para ambientar unos días en España; Pedro Páramo de Rulfo, que mejora con cada lectura; o Lolita de Nabokov, aún más perturbador la segunda vez.
Asimismo, entre lo mejor del año estuvo En Secreto de Germán Castro Caycedo, una joya escasa del periodismo colombiano a la que ya le dediqué una columna, que reúne entrevistas clandestinas realizadas en la cúspide de su poder a figuras como Pablo Escobar, Jaime Bateman y Carlos Castaño.
En cuanto a libros empresariales, Barbarians at the Gate, a pesar de haber sido publicado hace 35 años, sigue siendo sorprendentemente vigente y se lee con la intensidad de una gran novela. Por otro lado, Dream Big, que narra la historia del billonario brasileño Jorge Paulo Lemann y la construcción de su imperio, es no solo estimulante, sino también una invitación a cuestionarnos por qué, a pesar de nuestra cercanía, Brasil sigue siendo un país que entendemos tan poco.
Finalmente, The Rise and Fall of American Growth de Robert Gordon, un relato fascinante sobre el crecimiento económico y la transformación en la calidad de vida en Estados Unidos entre 1870 y 1970, y su desaceleración posterior, mereció por sí sola una columna, pero no podía quedar fuera de esta lista.
