Síguenos en:
Columnistas | PUBLICADO EL 24 diciembre 2020

Benedetti por Serrat

Por Diego Aristizábaldesdeelcuarto@gmail.com

Hay cosas que uno presiente. Desde que escuché por primera vez a Joan Manuel Serrat evocando a los poetas Miguel Hernández, Antonio Machado, y más entrada mi adolescencia su homenaje a Mario Benedetti, imaginé que algún día llegaría un libro con una antología poética del uruguayo, más extensa, más profunda. “El sur también existe”, disco lanzado en 1985, apenas había sido un abrebocas de diez poemitas memorables.

Y no sé si es porque por estos días de Navidad los sueños se cumplen, pero ese libro llegó y yo he disfrutado muchísimo la selección, que está al dictado exclusivo del gusto de quien es mi cantautor favorito. Serrat acierta en incluir casi todos los Benedettis que Mario cargaba en su mochila: el oficinista rutinario, el montevideano de clase media, el periodista comprometido, el viajero curioso, el militante de la patria doméstica, el exiliado y el desexiliado (como el mismo Benedetti se nombró), y también el intelectual parcial, el luchador político y, por supuesto, el poeta minucioso y trabajador que nunca dejó de ser.

“No toda poesía vale para ser cantada ni todos los poetas sirven para escribir canciones, de la misma manera que detrás de un autor de canciones no hay necesariamente un buen poeta. Pero en el caso de Mario Benedetti, letrista de canciones por derecho y al tiempo buen poeta, entre poesía y canción no media una frontera clara (...) A Mario le gustaba escuchar sus versos convertidos en canción porque apreciaba su importancia divulgadora y el valor de la música como soporte de la idea”, escribe Serrat en el prólogo, que a mí me hubiera gustado más personal, más anecdótico, más cercano, especialmente porque, como el mismo Serrat escribe, “con Benedetti llega al Río de la Plata el prosaísmo o realismo crítico, el acercamiento del habla coloquial y de la vida diaria a la escritura, la deliberada aproximación a la prosa, la construcción de una épica de lo cotidiano”.

Me gusta recordar que Mario descubrió su vocación de poeta cuando leyó a Baldomero Fernández Moreno, estoy seguro de que muchos otros se han hecho poetas desde que leyeron a Benedetti, el lazo que alguien inicia, si es grueso y evocador, jamás se rompe, la literatura es pura continuidad. No quería que se acabara el año sin recordar los cien años del nacimiento del poeta que más ha sido fusilado por los enamorados, del poeta que siempre dice algo ingenioso y sencillo; en buena hora llega esta recopilación con la complicidad de Serrat.

Coletilla: A quienes han seguido esta columna durante este año, les deseo una feliz Navidad, que muchos de los regalos que desempaquen sean libros. ¿Para qué más?

Diego Aristizábal

Si quiere más información:

.