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En este tiempo que se desliza silencioso “...pasan los días, semanas y meses de continua melancolía efectuando los mismos largos y pesados cálculos sin un amigo que acorte las horas tediosas o un alma con quien poder conversar”, dijo un astrónomo en el siglo XVIII mientras esperaba el tránsito de Venus por delante de la superficie del Sol. Aunque estamos en la mitad de este enero, el marzo del ayer se resiste a ser olvido. Todo son solo simples nombres que identifican los mismos días con los mismos números que se repiten mes a mes, este presente es ya un fantasma que deambula y acecha, nos dicen que el virus no se ha ido y muchos aún creen que es conspiración o mentira, otros sueñan con que algo concluyó y no fue el año, terminó el mes de las celebraciones de una pesadilla que apenas va por el mes diez de tantas vidas que aún esperan ser vividas o de tantas otras ya gastadas. En apenas quince días de este nuevo giro ya han sido asesinados en diversas zonas del país más de treinta personas entre líderes sociales, ambientalistas, excombatientes de las Farc, defensores de derechos humanos y educadores y los feminicidios suman veinte, se empieza a repetir con horror la cifra de 2020: 300 líderes sociales y 61 firmantes del acuerdo asesinados. Somos frágiles estructuras de cristal que indiferentes miran y miran mientras aguardan su fractura.
Aquí seguiremos encerrados con nuestra conciencia mientras vamos despidiendo a amigos y familiares sin adioses o abrazos, uno a uno se esfuman de repente como si entrasen al sombrero de un mago, la pantalla va siendo la memoria volátil del adiós mientras afuera el abismo del virus sigue haciendo su tarea. Ya estamos advertidos de que su segunda versión atacará de nuevo a muchos de los que ya lo padecimos, la inmunidad que creíamos ya adquirida al parecer no representa esperanza alguna. La razón dice que la estadística de los contagios es baja pero su velocidad aturde y mientras las cifras crecen aquí seguimos discutiendo con pasión contratos y cronogramas inciertos, quedan pendientes los alegatos sobre la logística y sobre aquellos que harán de la vacuna su negocio electoral o su imperio ... Igual de indefensos volvimos a iniciar la versión desconocida de otro año de sueños aplazados a la espera de respuestas inteligentes y empáticas de quienes dicen gobernar, pero en cambio nos bombardean con medidas improvisadas, absurdas y contradictorias expedidas por este simulacro de alcalde y todos los demás mandatarios.
Desde este largo silencio pienso en que las cosas empezarán a cambiar el día que entendamos que a pesar de encontrarnos temporalmente aquí, estamos depredando, colonizando y agotando el futuro como si nunca lo fuésemos a habitar. Como dicen los mayas, somos custodios temporales de esto que le pertenece a quienes vendrán. Olvidamos que tenemos la responsabilidad moral de garantizarles que cuando lleguen esto sea medianamente habitable. El hoy es una hermosa oportunidad para reformar estructuras caducas, pero se requiere audacia y de ella carecen nuestros líderes que temen saltar al vacío.
Como un mantra repito una frase de Roman Krznaric: “Hay que ser buen antepasado”