Síguenos en:
Columnistas | PUBLICADO EL 16 diciembre 2019

ABRIR LOS OJOS POR PRECAUCIÓN

Por juan josé garcía posadajuanjogp@une.net.co

En los tiempos actuales la realidad sí puede superar o igualar los niveles de la ficción. La literatura, el cine y las series de televisión representan fuente de conciencia, histórica, ética o de simple sentido común. Tantas narraciones audiovisuales y bibliográficas sobre la confrontación subterránea de poderes, el espionaje, la manipulación subrepticia de grupos de presión por los potentes y complejos aparatos de control de los gobiernos que pugnan por el dominio del planeta, pueden ser exageradas pero no es razonable negarlas.

No hay que obsesionarse con la atribución de los sobresaltos políticos y económicos a las estrategias de protagonistas sombríos de las llamadas teorías conspirativas. Pero de algún modo están moviendo fichas y aplicando un control del que no nos percatamos los simples ciudadanos. No solemos ir más allá de la capa superficial, de los titulares y encabezamientos informativos. No tenemos la disciplina ni el espíritu indagativo que nos ayuden a ir al fondo de los hechos y avanzar más allá de las apariencias que dejan constancia precaria de la actualidad.

No es mentira que haya superpoderes que pueden determinar el rumbo de los acontecimientos. Mucha gente escoge la versión que más se ajuste a sus simpatías y sentimientos y descarta las que no se acomodan a sus pareceres. Por eso, por ejemplo, si en su novela Tiempos recios Vargas Llosa descubre más de medio siglo después las maniobras gubernamentales y mediáticas ejecutadas desde Estados Unidos para sindicar de comunismo al presidente guatemalteco Jacobo Árbenz, esa obra puede constituir un antecedente importante de lo que han sido las noticias falsas como método de distorsión de la realidad.

Guardadas las proporciones, tampoco es aceptable hoy en día ridiculizar la afirmación que han lanzado varios comentaristas y la Vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, sobre la posible intervención solapada de agentes rusos o de facciones trasnacionales para alentar las protestas de acento social en nuestro país. La manipulación de conciencias y actitudes puede llegar de un polo u otro. Maximizar unas y minimizar otras puede ser síntoma de dependencia ideológica o de miopía intelectual.

El ingenuismo y el buenismo son pésimos consejeros para quienes tengan atribuciones directivas. Sin llegar al extremo de causar cacerías de brujas o planes macartistas, sí es lo más sensato, prudente e inteligente abrir los ojos, por precaución, para asegurar la lealtad de quienes trabajan para una institución (medios de comunicación, universidades) y evitar la acción corrosiva de infiltrados o quintacolumnistas. Muy a propósito, sugiero la lectura en internet de las entrevistas con el exagente ruso de la KGB, Yuri Bezmenov, sobre la subversión ideológica y la desmoralización de Occidente. Pone a pensar cómo la realidad iguala o supera la ficción en estas cuestiones intrigantes. Abrir los ojos, por precaución.

Si quiere más información:

.