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Esta ciudad necesita revertir círculos viciosos (realimentación negativa) y convertirlos en círculos virtuosos (realimentación positiva).
Ponerle freno a esas situaciones que llevan a condiciones o emociones cada vez más negativas, y más allá de eso, invertirlas hacia un giro positivo de manera inteligente. Para ejemplo, una sana dieta de medios. Discernir bien el contenido noticioso que se recibe y balancear lo bueno y lo malo. No simplemente reconocer lo negativo.
Pequeños cambios lograrán que con inteligencia y comunicación, esas características que garantizaron la evolución de la especie humana y en este caso específico los habitantes de esta ciudad, pueden generar ciclos positivos de condiciones y emociones para sus habitantes.
Esta ciudad necesita pararse en una idea de positivismo, de constructivismo. Esta ciudad debe recuperar los argumentos que hoy indican que es posible hacer que cosas buenas pasen para llenar aún más de ejemplos la cotidianidad de todos.
Al punto, que se supere el ambiente negativo que pueda existir. Al punto, que puedan constituirse instituciones sociales y administrativas más fuertes basadas en la familia como núcleo de la sociedad: con principios y valores. Al punto de dar lugar a individuos que garantizarán la evolución de nuestra especie por la inteligencia emocional que cada familia defiende. Al punto de apoyarse aún más en la comunicación, no para “tener la razón”, sino para construir las razones con argumentos. Al punto de ser capaces de invertir la dirección de la administración pública que va de lo general a lo local, para hacerlo de lo local a lo nacional. Mostrando con ejemplos concretos y exitosos la forma como puede hacerse.
Esta ciudad necesita apoyarse en ese positivismo para que sus ciudadanos entiendan que es mejor ofrecer que recibir. Que no hay mucho que esperar del Estado con medios insuficientes para sostener el empeño que hoy aguanta. Que por el contrario, con una educación familiar en la que primen los valores por los que se premian los resultados logrados de manera individual, es posible ofrecerle mucho más al País que lo que de él puede esperarse.
Esta ciudad necesita preparar a sus siguientes generaciones en civismo, anticipando la necesidad de alojar el volumen de personas que en ella habitarán, y aún así, garantizar los niveles de solidaridad, bienestar y convivencia que originalmente esta cultura siempre defendió.
Esta ciudad, con la trayectoria histórica que hoy cuenta, tiene los argumentos, herramientas y experiencia necesarias para prepararse adecuadamente para el futuro. Para seguir cambiando como lo viene haciendo desde su origen arriero, cafetero, minero, textilero, industrial y de economía de servicios que cuenta en su haber. Para seguir anticipando situaciones y garantizando los cambios evolutivos necesarios para que la selección natural la escoja por las ventajas competitivas que exhibe.
A esta ciudad y a sus habitantes, le sobran ganas para combatir los dolores que hoy la aquejan y cuenta con la apertura mental para favorecer los cambios culturales que hoy se requieren. De la misma manera que en otrora se asumieron cambios sociales o industriales para garantizar la supervivencia de la especie.
Llénese de positivismo y anímese a, con acciones simples, curvar la cultura de esta, su ciudad.