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Arriendos e inseguridad sacan a los comerciantes de El Poblado, ¿qué está pasando?

La llegada de nómadas digitales y turistas están cambiando la dinámica de un sector que se consideraba el más exclusivo de la ciudad. Comerciantes no aguantan más.

  • Los habitantes de El Poblado reclaman el barrio como suyo y piden mayor control de los alojamientos para turistas. FOTO Manuel Saldarriaga
    Los habitantes de El Poblado reclaman el barrio como suyo y piden mayor control de los alojamientos para turistas. FOTO Manuel Saldarriaga
  • El sector de Provenza, entre las 33 calles más cool del mundo. FOTO Esneyder Gutiérrez
    El sector de Provenza, entre las 33 calles más cool del mundo. FOTO Esneyder Gutiérrez
  • Arriendos e inseguridad sacan a los comerciantes de El Poblado, ¿qué está pasando?
  • Arriendos e inseguridad sacan a los comerciantes de El Poblado, ¿qué está pasando?
  • Arriendos e inseguridad sacan a los comerciantes de El Poblado, ¿qué está pasando?
28 de septiembre de 2023
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Lugares de sofisticación, en las calles del tradicional El Poblado, que se forjaron a fuerza de comerciantes con tesón, quienes creyeron en que era posible constituir una zona rosa en el mejor punto de Medellín. Eso eran Provenza, Vía Primavera y El Parque Lleras hasta hace un par de años.

Nada más en agosto del año pasado, la calle 35 en Provenza fue calificada como una de las 33 calles más cool del mundo, ubicándose en el puesto 15 en el listado de Time out. Pero la realidad que viven los comerciantes es otra, los altos precios de los arrendamientos, producto de lo que han llamado gentrificación, sumados a la inseguridad, a la prostitución, y a los cierres que la administración municipal ha llamado abrazos, les está pasando factura.

Hace una semana EL COLOMBIANO publicó que Bao Bei, un restaurante de comida asiática, tenía que cerrar su único punto de atención porque le triplicaron el arriendo, y de inmediato muchos otros comerciantes levantaron la mano asegurando que pasaban por la misma situación.

Lo que explican es que con tanto turista el mercado se ha encarecido mucho, bajo la lógica de que pululan los dólares como si brotaran de la tierra. Y es que cualquier espacio en El Poblado que aparezca disponible se convierte rápidamente en un lugar de alojamiento de corta estancia, tipo Airbnb, que es aprovechado por nómadas digitales y turistas que llegan a la ciudad aprovechado la fortaleza del dólar. Vivir en la zona más play de Medellín les sale muy barato.

Algunos datos para mostrar la situación: en agosto pasado había 2.968 alojamientos registrados en El Poblado, según la plataforma All the rooms, de los cuales 53% eran apartamentos y ninguno era un hotel, así que los hoteles van por otro lado. La tarifa promedio de alojamiento diario era de 126 dólares (un poco más de 500.000 pesos de hoy), 11% más que en julio pasado.

Este tipo de rentas cortas fue un negocio para El Poblado de 5,9 millones de dólares solo en agosto, lo que representó un crecimiento de 14% frente a julio, según la misma plataforma. Y a la par, los arrendamientos se vienen encareciendo en toda la ciudad, de acuerdo con dato de La Lonja, en lo que va de 2023 los arrendamientos han tenido un alza de 23%, que se suma al 21% que experimentaron en 2022.

Para saber más: ¿La gentrificación acabará con lugares icónicos en Medellín?

Además, diversas cuentas en redes sociales están promoviendo la inversión en viviendas turísticas en Medellín, y El Poblado es una de las zonas más apetecidas, algunas incluso con inversiones irrisorias, de menos de un millón de pesos por fracción. Y varios proyectos inmobiliarios se levantan con ese mismo objetivo, entre ellos The Corner, un proyecto de Acrecer; Nodo A, de La Haus; Arena, de Estructurar; y Be Live, de Prinza, entre otros.

Cuando hay un negocio creciendo de tal manera mientras el resto de la economía se está debilitando hay quienes hacen su agosto, pero otros sufren las consecuencias. Usualmente, los que más sufren son los que estaban antes de que el fenómeno ocurriera.

Estas zonas de El Poblado no solo son caras, sino que ya representan valores muy distintos a los tradicionales que marcaron a esta zona como una de las más exclusivas de esta ciudad. Ya no representa nuestros valores, por eso nos vamos”, dijo un comerciante que prefirió no ser identificado.

El sector de Provenza, entre las 33 calles más <i>cool</i> del mundo. FOTO Esneyder Gutiérrez
El sector de Provenza, entre las 33 calles más cool del mundo. FOTO Esneyder Gutiérrez

La turistificación: una amenaza

María Alejandra Pérez, directora jurídica de La Lonja de Propiedad Raíz de Medellín y Antioquia, explicó este fenómeno con una palabra aún más desconocida: la turistificación. “El cambio en los usos del suelo en pro de nuevas dinámicas de la zona, para atender las necesidades del mercado y la demanda, afectan el equilibrio de estos sectores”, señaló la abogada.

Y es que si antes un local era utilizado como restaurante para los habitantes del sector, pero la dinámica cambia y los turistas que llegan a la zona necesitan agencias de viajes, discotecas, lugares de entretenimiento para adultos, entre otros, es muy difícil para el restaurante tradicional resistir.

Y con la llegada de los dólares, todo el mundo quiere aprovechar la bonanza, más cuando el resto de la economía ha empezado a resentirse, entonces los propietarios también quieren una tajada.

Todo está subiendo, los apartamentos aquí los están pidiendo para alquilarlos en Airbnb, y a los que no, les han subido el precio. Yo lo pensé mucho para aumentarlo, porque los que están en el local eran muy buenas pagas, pero no puede uno desaprovechar las oportunidades. Quién sabe esta bonanza cuánto vaya a durar”, manifestó el propietario de un local de El Poblado, quien decidió duplicar el arriendo, con la buena suerte de que su inquilino aceptó.

López explicó que no es tan sencillo aumentar los precios luego de dos años de contrato de arrendamiento. El aumento debe ser de mutuo acuerdo, o si no se pueden activar protecciones especiales para los arrendatarios, quienes han construido un negocio con esfuerzo y lo han acreditado.

El asunto es que muchos han decidido irse ante el primer lance del propietario, porque han dejado de comulgar con el sector y sienten que ya no es lo que era, que allí están perdiendo la identidad.

Urge una regulación

La Lonja está preocupada por la situación, que no solo afecta a los comerciantes, como ya se ha visto, sino a los habitantes tradicionales del sector y a la misma ciudad, porque no hay una planeación clara de cómo es que Medellín se volverá una ciudad turística, y no hay suficientes inversiones para atender a la demanda.

“Estamos de acuerdo en que hay una realidad que no se pueden desconocer. La vivienda turística es un motor para dinamizar la propiedad raíz que tiene una caída del 70% en Medellín. El tema no es prohibirla, es reconocerla como una realidad, pero ajustar las normas. Tampoco podemos llegar a ese extremo de la liberalización de que sean permitidas en todas las propiedades horizontales”, advirtió Pérez.

Y es que su preocupación tiene piso: un proyecto de ley que cursa en el Congreso busca modificar los estatutos de las propiedades horizontales del país, permitiendo los arrendamientos de estancia corta en todas las propiedades, a excepción de las que la prohiban explícitamente con el 70% de los votos en la asamblea de copropietarios.

Asunto que también preocupa al gremio de los hoteleros. Sandra Restrepo, directora de Cotelco Antioquia, aclaró que el sector entiende que la vivienda turística llegó para quedarse, pero que hay que diseñar instrumentos que permitan la formalización. No basta con el mero registro turístico, que es la única condición que tienen hoy para operar, esos alojamientos también deben pagar impuestos para que la cancha esté equilibrada, y tal vez así deje de ser tan buen negocio y empiece a controlarse.

Se necesitan bienes públicos

Una queja frecuente es que El Poblado huele feo, el olor a orines es ahora el característico de la zona, y ni qué decir los días de mucho calor, que últimamente son casi todos, el hedor es casi insoportable. También hay mugre y ratas. Y hay prostitución de todo tipo, como ya lo ha revelado EL COLOMBIANO en diferentes informes.

Restrepo y Pérez coinciden en la necesidad de que haya inversiones en el sector, con bienes públicos que permitan una mejor atención del turista y que también se vea atraído otro tipo de visitante, el que viene en familia buscando buen entretenimiento, buena gastronomía, paisajes y cultura.

Para eso se necesita plata, a la subsecretaria de Turismo de Medellín, Ledys López, se le escuchó decir en un foro que en mantenimiento de escalas en espacio público se había invertido en un año el presupuesto de 10. Restrepo vuelve entonces sobre la formalización: “Si esas viviendas turísticas pagaran impuestos, existirían los recursos para la construcción, adecuación y mantenimiento de esos bienes públicos tan necesarios”.

Y tal vez así los comerciantes no pensarían en abandonar el sector en el que han invertido y creído por años, sino que seguirían creando el tejido empresarial que genera progreso y empleo en ese sector de la ciudad.

Crecen los alojamientos en la ciudad

El año pasado la cantidad de alojamientos en Medellín aumentó de forma importante: 285 alojamientos tramitaron su ingreso al Registro Nacional de Turismo en la Cámara de Comercio de Medellín para Antiquia, y 1.123 lo renovaron.

Se calcula que al menos 2.400 establecimientos cuentan con registro como alojamiento turístico, sin contar los que lo tramitaron en lo que va de 2023. Sin embargo, muchos alojamientos turísticos funcionan sin ningún tipo de autorización, pues como señaló Sandra Restrepo, directora ejecutiva de Cotelco Antioquia, en esta actividad se presenta mucha informalidad.

Algunas empresas que nacieron en El Poblado y les tocó migrar

Alado se despidió de Vía Primavera, la calle de la moda

Arriendos e inseguridad sacan a los comerciantes de El Poblado, ¿qué está pasando?

En Vía Primavera nació hace 15 años Alado, una firma de vestuario que comenzó como una empresa independiente. Detrás de este proyecto están los artistas y diseñadores plásticos Alejandro González y Andrés Restrepo, ambos de Medellín. En este callejón fue que le dieron forma a su sueño.

Para la historia quedó que fueron uno de los primeros emprendimientos de moda que abrieron sus puertas en esta popular calle: en esta cuadra también empezaron grandes diseñadores de la ciudad como Isabel Henao y Daniel Hoyos. Sin embargo, desde el pasado mes de mayo, Alado se vio en la obligación de abandonar la zona: el propietario del local les pidió el lugar para montar allí un bar.

El tiempo que les dieron para desocupar fue dos meses y el último canon de arrendamiento que llegaron a pagar por este establecimiento de 40 metros cuadrados fue de 4 millones de pesos. Andrés Restrepo es uno de los directores creativos de Alado y dijo que entre las nuevas dinámicas del sector también está que el público de paso por allí se perdió, porque ya no es una calle por donde caminan los transeúntes de Medellín, como si fuera un centro comercial a cielo abierto, sino que se convirtió en espacio más bien pensado para los visitantes extranjeros.

“La tienda siempre fue pensada como un sitio para estar, para atender a las clientas, para tomar café, pero eso con el tiempo se fue perdiendo porque los habitantes de El Poblado ya no son los mismos”, dijo el diseñador Restrepo. Esta clientela de alguna manera fue desplazada por el fenómeno de la gentrificación.

Ahora la realidad es muy distinta: llegó un público más de paso, más turista y no tan vinculado con el diseño y las propuestas de las marcas de autor. Para seguir conservando el público que los visitaba en el punto de vía Primavera, Alado abrió su nueva tienda en el centro comercial Oviedo, además cuenta con otro punto en el municipio de El Retiro. Pronto, además, abrirá una nueva sede en el sector de El Poblado.

Le puede interesar: Más de 40 referencias hacen parte de la nueva colección de Alado y Finlandek

Bao Bei cerrará tras estar siete años en el sector de Provenza

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El restaurante Bao Bei, ubicado en la Carrera 36 #8A-123, es uno de los referentes de la comida asiática contemporánea en la ciudad. Sin embargo, el próximo 25 de noviembre cerrará las puertas de este punto: el único que tienen.

Allí permanecieron desde el año 2015. La clausura se da porque Ian Delfín y Nataly Montoya, los cofundadores del lugar, no aguantaron la presión y la especulación inmobiliaria que los golpeó con un aumento en el canon de arrendamiento, luego de que el propietario del local les anunciara que les aumentaría el valor: de 3,4 millones de pesos a 7 millones de pesos. El argumento fue “que la zona se valorizó mucho”.

Sobre esto, Montoya explicó que para ellos no vale la pena pagar esta suma de dinero teniendo en cuenta que es un lugar muy pequeño (mide unos 35 por 40 metros cuadrados). “Para nosotros es muy injusto que nos quieran subir tanto, me siento cansada, ansiosa, triste, pero emocionada porque esto puede ser un cambio para progresar o cerrar un ciclo”, agregó.

Comer en este restaurante es sentirse un poco cerca del continente asiático: los platos están inspirados en las cocinas de Japón, Filipinas, Corea y Taiwán, utilizan diferentes tipos de técnicas de cocción y presentación. Fueron los pioneros en ofrecer ramen y baos (pan con rellenos de varias regiones de Asia) en Medellín. Algunos de los ingredientes como las especias, las salsas y los vinos los importan para lograr sabores más auténticos. En la actualidad cuentan con un grupo de trabajo de cinco empleados (más ellos dos que son cocineros profesionales).

El lugar tiene capacidad para atender a 25 personas, abren de martes a sábado, de 6:30 de la tarde a 9:30 de la noche. Por ahora, Ian y Nataly continúan en la búsqueda de una nueva sede, que quede preferiblemente en Provenza, Manila o Patio Bonito, para no dejar perder el sueño que una vez construyeron con tanto sacrificio. Sin embargo, si no dan con un local que se acomode al presupuesto que tiene, Bao Bei podría cerrar sus puertas para siempre.

Para saber más: Lugares en Medellín para probar platos con sazón extranjera

Después de más de 40 años, El Portal se fue de su primer punto

Arriendos e inseguridad sacan a los comerciantes de El Poblado, ¿qué está pasando?

En plena calle 10, frente al Parque Lleras en El Poblado, nació hace más de 40 años la cadena de repostería El Portal. Una empresa antioqueña que fundó Elena Vélez de Londoño junto con su esposo. Con el tiempo, la compañía fue creciendo y en la actualidad ya tiene ocho puntos. Sin embargo, el lugar donde todo nació cerró a mitad de este año. ¿Por qué? Les duplicaron el arriendo: les exigían pasar de pagar 7 millones de pesos a 13 millones de pesos.

Entonces prefirieron mejor decir adiós. José Fernando Vásquez, el gerente general de la cadena de repostería El Portal, dijo que otra de las razones que también los motivó a abandonar el lugar fue la inseguridad en la zona.

“Los viernes finalizando la tarde ya se comenzaba a ver mucho consumo de droga, mucha prostitución, hay un deterioro muy tenaz de la zona, y es tan tenaz que las marcas tradicionales ya no cabemos ahí”, contó. Además, recordó que, debido a estas nuevas dinámicas del sector, se están perdiendo espacios que crecieron junto con ellos como los desayunaderos y algunas galerías de arte.

También les tocó ver cómo cerraron estudios fotográficos y emprendimientos de moda. “Era un lugar de otras cosas que nos tocó ir migrando obligatoriamente, porque los hostales y sitios de rumba son los únicos que tienen la capacidad de pagar estos arriendos, porque cobran en dólares. Entonces lo que estamos viendo es un tipo de desplazamiento intraurbano, que ni siquiera es por la violencia, pero que igual tiene unos impactos muy fuertes para nosotros desde lo financiero”, agregó Vasquez.

Dijo que luego de esta decisión, de alguna manera les tocó reinventar la propuesta de la marca porque este punto era “muy para llevar”, para la gente de paso que paraba en esta vía principal, compraba la torta y se iba. Ahora en la nueva sede, ubicada en la calle 12 # 31 - 164, ofrecen una experiencia en una terraza donde la gente puede ir y sentarse a disfrutar de los productos. Se la jugaron más por una propuesta tipo café.

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