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Nadie hubiera advertido que un carro que terminó estrellado en el barrio El Carmelo de Sabaneta fuera la pista clave que buscaban las autoridades para esclarecer los últimos casos en los que los extranjeros fueron víctimas en el Valle de Aburrá. El común denominador de la banda que estaba detrás era ubicar a sus turistas a través de plataformas de citas para luego secuestrarlos y hurtarles todos sus objetos de valor, sin importar si en el transcurso terminaban matándolos.
Resulta que el carro en cuestión iba en zig-zag a la 1:36 de la mañana del pasado viernes por la carrera 49 con la calle 76D sur. Al advertir la presencia de la Policía, empezó adentro del vehículo un forcejeo entre Etai Cohen, un ingeniero civil israelí de 37 años, y sus secuestradores.
Cuando el automotor impactó contra el andén, el extranjero alcanzó a salir y alertó a los uniformados de lo sucedido. Los tres hombres que lo tenían retenido intentaron escapar, pero la acción policial permitió su captura inmediata en el sitio.
En este procedimiento fueron detenidos Juan David Monsalve Villada, de 24 años; Juan Pablo Orozco Castaño, de 21; y Fabián Humberto Suaza Martínez, de 26.
Los policías les encontraron armas traumáticas, un teléfono celular que había sido hurtado y dos placas: la falsa y usada en este hecho, la MVV574, y la original del automotor, la HZO 001.
A todos tres, un fiscal les imputó cargos por los delitos de secuestro extorsivo agravado, tortura, hurto calificado y agravado y falsedad marcaria, los cuales no aceptaron. Un juez de control de garantías les dictó medida de aseguramiento carcelaria.
Según las denuncias realizadas por Cohen, por medio de Tinder conoció a una mujer que se hacía llamar Lina, con quien pensaba departir un rato en medio de sus vacaciones en la ciudad. Se citó con ella y estuvieron en un restaurante de El Poblado.
Finalizada la cita y haciendo gala de su caballerosidad, decidió acompañarla a su casa tomando un vehículo solicitado por la mujer, diciendo que era de una aplicación. A recogerlos llegó el automotor que sería conducido por Fabián Humberto, quien trabaja en una de estas plataformas de transporte.
Unos kilómetros después de abordarlo, dos hombres se montaron, al parecer Juan David y Juan Pablo, mientras que la mujer escapó, según el informe policial conocido por EL COLOMBIANO.
En el recorrido, que duró dos horas, los delincuentes le hurtaron una chaqueta avaluada en $300.000 y $200.000 en efectivo, además de pagos por 1.500 dólares ($7.159.500) con una tarjeta de crédito, una transacción por PayPal a nombre de este extranjero por 3.000 dólares ($14.319.000) y un celular Google Pixel 5, con valor comercial de 500 dólares ($2.386.500). El monto total del hurto fue de $24.365.000.
En el camino, este ingeniero israelí fue golpeado con la cacha de un arma traumática, provocándole lesiones en la cabeza, el pómulo y el hombro derecho, por lo que fue atendido en el Hospital Manuel Uribe Ángel, de Envigado.
Relación con el caso del sueco
Al encontrar la placa original del carro, la HZO 001, las autoridades se dieron cuenta que en este automotor habrían transportado al ciudadano británico, de ascendencia sueca, Kyle Alexander McKenzie, de 34 años, quien apareció gravemente herido en el Cerro de las Tres Cruces y quien murió horas después en el Hospital General por múltiples contusiones ocasionadas por golpes con un arma traumática.
A este extranjero le hurtaron sus pertenencias luego de haber sostenido una cita con una mujer, la cual habría conocido por la red social mencionada en el anterior caso, según los reportes oficiales.
El subcomandante de la Policía Metropolitana, coronel José Rafael Miranda, señaló que este vehículo ha estado vinculado a varios hurtos a personas. “Esperaríamos que logremos avanzar de forma positiva con esas capturas”, dijo. También señaló que estas dos personas no serían las únicas víctimas de estos delincuentes, aunque serían los indicios preliminares fundamentados en los documentos del automotor.
Las indagaciones, según expresó del director seccional de Fiscalías Medellín, Ricardo Romero, arrojaron que este es un “modus operandi en el que, a través de redes sociales, los ciudadanos extranjeros contactan a personas para diferentes tipos de servicios y efectivamente, en esos contactos no tienen la prevención y es cuando obviamente se ven inmiscuidos en este tipo de delitos que estamos atacando contundentemente”.
Periodista por pasión. Me gusta contar las historias de la ciudad desde todos sus puntos de vista y mostrar lo bueno y lo malo de nuestra realidad.