Tras cinco horas desde Medellin, la seccional Urabá de la Universidad de Antioquia emerge entre bananeras. Su arquitectura abierta y pasillos llenos de vida contrastan con el clima tropical. Las paredes exhiben la cultura local: sonidos de bullerengue, fotografías de la región y una escultura de Urabá que celebra su biodiversidad. El campus simboliza el crecimiento del territorio.
A esta región, la academia llegó para hacer frente a las necesidades de la zona con la implementación de carreras y técnicas rotativas, ciclos propedéuticos y programas permanentes que se enfocan en capacitar a sus habitantes para los retos del futuro. Edna Margarita Martínez, rectora de la Fundación de Estudios Superiores y Universitarios (Fesu) y miembro del Comité Universidad Empresa Estado (Cuees), explica: “Diseñamos programas de la mano del sector productivo. Una empresa nos dice necesito formar 2.500 técnicos y lo estudiamos para diseñar el currículo”.
Por esto, las instituciones de educación superior ofrecen programas de profesionalización como Comercio Internacional en la UdeA, o técnicas como Procesos Logísticos y Producción Agrícola en el Cesde y en la Fesu, instituciones donde además se brindan ciclos propedéuticos que fomentan la educación superior desde los colegios mediante medias técnicas. “Los estudiantes hacen la media técnica en el colegio, luego la completan. Continúan con la profesionalización -se les reconocen cursos y semestres-, de forma que puedan asegurar un empleo mientras estudian”, agrega Martínez.
Este tipo de modelos y las nuevas oportunidades nacidas del diálogo entre la academia, las empresas y el Estado ha propiciado que, según datos de Antioquia cómo vamos, para 2023 uno de cada tres bachilleres de la región ingresara a un programa de educación superior, esto gracias a que Urabá es una región del departamento con alta cobertura de educación básica y secundaria. “Lo que permitirá que esos cargos importantes, que ahora tienen personas foráneas, los ocupen sus mismos habitantes”, resalta Yesenia Chalarca, coordinadora de extensión de la UdeA en Urabá.
Retos de la educación superior
Andrés Felipe Gómez, coordinador del Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid de la sede Apartadó, señala que los retos más importantes que enfrenta Urabá se relacionan con las barreras sociales, geográficas y económicas que limitan el acceso a la educación superior, la brecha digital en zonas rurales y la necesidad de mejor infraestructura y tecnologías para la investigación.
A estos se suman los expuestos por la mesa por la Educación para el Trabajo y el Desarrollo Humano: garantizar el cierre de los ciclos propedéuticos, aumentar las alianzas público-privadas, generar mayor articulación con el sector empresarial y fomentar el bilingüismo, que para el 2023 presentó una tasa del 1,2%.
Objetivos que se convierten en oportunidades de transformar una región que le apuesta cada vez más a la educación y al diálogo interinstitucional. Por esto, ya existen espacios como el Cuees, la Mesa ETDH, Mesa del Banano, el Centro Regional de Investigación, Innovación y Emprendimiento (Criie), entre otros, que propician la conversación entre entidades gubernamentales, empresas, emprendimientos, comunidades y academia para ofrecer oportunidades y generar empleo. Además, también se impulsan iniciativas como las becas otorgadas por instituciones como el Cesde, que financian el 70%, 80% y hasta 100% de sus programas a quienes no tienen recursos suficientes.
La investigación también brota de la academia como racimos de una buena cosecha. Proyectos como los planteados por el Centro Regional de Investigación, Innovación y Emprendimiento, y laboratorios como los de la sede de Ciencias del
Mar y la sede Natural de Tulenapa de la UdeA, demuestran que en este territorio el desarrollo se construye desde todos los frentes.
Oportunidades de desarrollo
Tras graduarse como bachiller, José Octavio siguió los pasos de su padre trabajando en el campo, primero como ganadero y después cultivando banano. Con el programa Semillas de Paz, una alianza entre Comfama y la Fundación Bioplanta, formalizaron su labor como agroempresario, garantizando prestaciones y todos los derechos laborales.
En 2023, su trabajo en sanidad de palma le dio un viaje a un congreso en Bucaramanga, donde lo animaron a estudiar. “Me llaman y me dicen que me habían inscrito a la Técnica en Producción Agrícola con énfasis en Palma”, la cual estudió becado gracias a su promedio académico.
José Octavio no falta a sus clases los sábados de 7:00 a.m. a 5:45 p.m. “Ahora tengo más visión en mis proyectos”, cuenta. Su formación transformó su vida e inspira a su comunidad, demostrando que el desarrollo camina de la mano de las oportunidades.
Cristal Isabella Blandón, Estudiante de Trabajo Social de la UdeA
El deporte universitario
Para Cristal Isabella Blandón, estudiante de Trabajo Social en la Universidad de Antioquia, sede Apartadó, el taekwondo fue su razón de permanencia en la Universidad. Con el apoyo de la institución, se apersonó del club universitario que no solo formó deportistas, sino que promovió valores como el autocontrol, la confianza en sí mismo y significó para muchos un espacio de convivencia.
Su liderazgo la llevó a organizar torneos, semilleros, viajar a competencias regionales e incluso gestionar seminarios con figuras como Jefferson Ochoa, atleta de la selección Colombia. Hoy dirige su propio club, donde combina entrenamiento con acompañamiento psicosocial.
Cristal asegura que estudiar en Urabá le generó apropiación del territorio al empaparse de los demás procesos que, como el deporte, impulsa la universidad, “La UdeA está en todo, eso da la posibilidad de conocer muchos espacios”.
