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¿Qué pasará con Guaidó, Maduro y Venezuela en la era Biden?

  • La política de Estados Unidos hacia Venezuela cambiaría en el gobierno de Joe Biden. FOTO: EFE
    La política de Estados Unidos hacia Venezuela cambiaría en el gobierno de Joe Biden. FOTO: EFE
15 de enero de 2021
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Si no fuera por el mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, el líder opositor venezolano Juan Guaidó no habría tenido reconocimiento internacional tras proclamarse como presidente interino el 23 de enero de 2019. La administración republicana fue la primera en reconocerle como mandatario legítimo y gracias a ese respaldo Guaidó consiguió que ese año sesenta países le apoyaran.

Tras esa fecha la retórica fue similar. El pasado 5 de enero, cuando finalizó el periodo legislativo de la Asamble Nacional que preside Guaidó –y por ende el fundamento constitucional que le permitía ser “presidente”– el secretario de Estado, Mike Pompeo, salió adelante a respaldar su continuidad, una permanencia en el poder de un presidente que no ejerce, pero que, al fin de cuentas, ha tenido el aval norteamericano.

Así, la oposición venezolana fue abierta en su respaldo a Trump durante la campaña a las elecciones del pasado 3 de noviembre. Roberto Marrero, exvicepresidente del parlamento, posó junto al republicano en un mitin en Florida, y la campaña –tal vez como una estrategia premeditada o quizá por un asunto de redes sociales– terminó vinculando al demócrata Joe Biden con el fantasma del “castrochavismo”.

El magnate ya no estará más en la Casa Blanca. Este miércoles 20 de enero deja el poder y comienza la era Biden, quien en campaña fue un crítico de la gestión de su antecesor sobre Venezuela y aseguró que la estrategia respecto a ese país había “fracasado”. Por ahora, el futuro de las políticas de Estados Unidos hacia Venezuela en la administración demócrata aún es materia de especulación, pero algo está claro: habrá cambios.

“Bajo la presidencia de Trump vimos un discurso bélico que apuntaba al régimen de Maduro como una amenaza para la seguridad hemisférica. Con Biden habrá cierta continuidad en esta perspectiva, pero también una expansión de temas sobre la cuestión humanitaria. Él podría dirigir el discurso a mitigar la crisis y adoptar una posición mucho más multilateral”, afirma David Castrillón, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Externado.

Biden y Maduro, un comienzo complicado

El fiscal general de Estados Unidos, William Barr, anunció en marzo de 2020 que Maduro y parte de su gabinete fueron declarados como narcotraficantes, integrantes del Cartel de los Soles, grupo delictivo dedicado a enviar drogas ilícitas desde el vecino país hacia Norteamérica. Capturar al presidente venezolano tiene un costo: 15 millones de dólares.

Que el mandatario sea señalado como un delincuente es solo el primero de la lista de problemas en la relación de ambas naciones. La Casa Blanca ha impuesto diversas sanciones contra el Palacio de Miraflores que le impiden comerciar oro y petróleo y acceder al mercado internacional, limitan las transacciones de compañías norteamericanas con Venezuela y, en resumen, cercan el margen de acción del régimen para conseguir dinero para subsistir.

En mayo de 2020 el Departamento de Estado incluyó al país en la lista de cooperantes con el terrorismo, en la que están también Corea del Norte, Cuba, Irán y Siria. En Washington la embajada venezolana está en manos de la oposición con su diplomático Carlos Vecchio, mientras que en Caracas no hay representantes del gobierno norteamericano.

El régimen presentó una demanda contra la Casa Blanca ante la Corte Penal Internacional (CPI) alegando que todo ese acumulado de sanciones provocaron la crisis humanitaria. La misiva aún está en proceso de estudio por parte del máximo tribunal mundial y ese frente de disputa entre los dos actores es otra más de las evidencias de la intrincada relación.

¿Qué opina Biden de Venezuela?

En febrero de 2019 la oposición intentó ingresar ayuda humanitaria al país desde la frontera con Colombia, una estrategia fallida que terminó en desmanes en la zona limítrofe. Ese mes Joe Biden aseguró que: “Solo un tirano evitaría la entrega de alimentos y medicinas a las personas que dice liderar. La comunidad internacional debe apoyar a Juan Guaidó y a la Asamblea Nacional. Es hora de que Maduro se haga a un lado y permita una transición democrática. El pueblo venezolano se merece algo mejor”.

Luego, en octubre de ese año, cuando Venezuela consiguió un asiento en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Biden dijo que Maduro es un “dictador”. Después, para julio de 2020 reclamó “elecciones libres y justas”. Entonces, si bien se ha mostrado como un crítico del mandatario, hay poca evidencia de alguna cercanía del demócrata con Guaidó y su estrategia.

“Hay una dificultad fuerte para la oposición porque se jugó todas sus cartas con Trump. Habrá que ver eso qué efectos tiene porque se sabe que esa participación no fue transparente. No hay que olvidar que fueron actores venezolanos quienes insinuaron que Biden hacía parte de la dinámica del ‘castrochavismo’ y pusieron en la primera línea de discusión ese concepto”, sentencia Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario.

Leopoldo López aseguró a EL COLOMBIANO que “Biden mantendrá el objetivo de salir del dictador y de elecciones libres en Venezuela”. No obstante, más que apoyar la retórica de Juan Guaidó o mostrarse en oposición al régimen, la administración demócrata podría habilitar una puerta que otros actores internacionales se niegan a habilitar: el diálogo.

“Pareciera posible que se pudieran abrir nuevas oportunidades para eventuales acercamientos de cara a negociaciones o procesos para hacer la relación más armónica”, asegura el profesor Ronal Rodríguez. En línea con esa afirmación, David Castrillón considera que “con Biden a la cabeza Estados Unidos adoptará un discurso mucho más abierto a la negociación y pensado más allá de la seguridad”.

Desde que Guaidó se juramentó –hace dos años– la Casa Blanca, Colombia, el Grupo de Lima y otros actores entraron en una retórica de “cerco diplomático” que buscó sacar a Nicolás Maduro del poder, pero no lo consiguió. De esta forma, el tiempo de la estrategia Trump hacia Venezuela se agotó y está por conocerse otra ruta que marcará un nuevo precedente.

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