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Perú se encuentra en las puertas del infierno, su patrimonio se está quemando y las vidas también. En la región de Puno, al sur de la nación, falleció un manifestante que se encontraba herido, producto de la represión policial en las protestas contra la presidenta Dina Boluarte, informó la Defensoría del Pueblo.
Puno, una ciudad que en su mayoría es población indígena Aymara, lleva 10 heridos de gravedad por los enfrentamientos con la Policía Nacional de Perú (PNP).
Además de esto, los habitantes incendiaron la comisaría durante el amanecer.
“Tenemos una persona fallecida en Ilave por las protestas del viernes. Es un poblador herido que estaba siendo trasladado al hospital de Puno, pero llegó cadáver. Invocamos a la policía para que no haga uso desproporcional de la fuerza”, dijo Jacinto Ticona, defensor del Pueblo del municipio de Ilave.
Esta no fue la única comisaría quemada, horas después en el distrito de Zepita registraron que también había sido quemada su sede, sin tener víctimas mortales.
La Policía también ingresó a una universidad limeña y desalojó a 200 personas, después de tumbar la puerta con una tanqueta.
Ya no se sabe con exactitud la cantidad de muertos y heridos, algunos medios nombran a 46, otros a más de 50. En algunas cifras solo cuentan las vidas de civiles sin tener en cuenta las bajas de la policía.
El conflicto comenzó tras la destitución y detención del presidente izquierdista Pedro Castillo, acusado de haber intentado un golpe de Estado al querer disolver el Congreso, que en su mayoría es de oposición y derecha.
Se declaró el estado de emergencia por 30 días en las ciudades de Lima, Cusco, Callao y Puno.
La crisis es el reflejo de un enfrentamiento entre el centro del país (Lima) y las provincias, que en su mayoría son indígenas.