El ataque al semanario satírico francés Charlie Hebdo, el 7 de enero de 2015 , invirtió sorpresivamente la idea de que la prensa europea gozaba de plenas libertades.
La incursión de dos encapuchados a la sede de la publicación, en cuyas páginas hay fuertes críticas al islam, y el asesinato de 12 personas, entre los que había cuatro afamados dibujantes (Charb, Cabu, Wolinski y Tignous), cuestionó sobre qué tan blindado está el periodismo del Viejo Continente.
Un año después, Freedom House, una ONG estadounidense dedicada a la promoción de la libertad de prensa y la democracia, publicó su informe anual y alertó que el atentado, que despertó manifestaciones en todo el mundo, convirtió a Francia en el segundo país con más periodistas asesinados (8) en 2015, solo detrás de Siria, que registró 14.
El informe, que evaluó a 199 países con una puntuación entre el 0 (máxima libertad) y el 100 (mínima), reveló que en ese continente la libertad de prensa disminuyó más que en cualquier otro territorio en la última década.
Así las cosas, la evaluación muestra que si bien el 66 % de la población europea vive en países donde la prensa es libre, el 21 % tiene una prensa parcialmente libre y un no despreciable 13 % carece de ese derecho.
No solo lo sucedido con Charlie Hebdo explica los resultados. En Turquía, el Gobierno se vale de las amenazas a la seguridad para intensificar su mano dura contra los medios, con leyes que le permiten detener a periodistas “críticos” y deportar a quienes informen de la insurgencia kurda, el conflicto sirio y el movimiento Gülen.
En Serbia, Bosnia y Macedonia preocupan las agresiones, incluso físicas, a quienes indagan sobre corrupción gubernamental, mientras en Hungría la Policía agredió a siete reporteros que cubrían enfrentamientos entre refugiados y las autoridades.
Miguel Martínez, coordinador de la línea de investigación en Europa de la Universidad Externado, explica que más que una situación generalizada, lo que sucede en Europa es que en los últimos años se han posesionado gobiernos de ultraderecha, como es el caso de Polonia y Hungría, que han aumentado los controles al ejercicio del periodismo.
Para él, lo que sí es claro es que varios gobernantes, incluida la alemana Ángela Mérkel, “están intentando moderar el tono en el periodismo para evitar más represalias de oriente, por ejemplo”. A esto se suma que, al ser Europa “el adalid de la libertad”, cualquier censura que resulte de la coyuntura actual del continente, será fuertemente reprochada y se evidenciará más en los informes.
Según dijo Vanessa Tucker, vicepresidenta de Análisis de Freedom House, en el informe de 2016 hay “patrones únicos que son particularmente preocupantes”. Refiriéndose a Europa afirmó que las libertades para los medios en algunas de las democracias más fuertes soportan la presión de Gobiernos preocupados por la seguridad. Por ejemplo, en Francia, España y Reino Unido se propusieron leyes restrictivas en nombre de la seguridad pública, que se adoptaron en los dos primeros países, mientras que la inglesa sigue en discusión.