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Los casos de covid-19 en el gigante chino han sufrido un aumento considerable desde el mes de noviembre, desde el primero de ese mes los casos positivos para SARS-CoV-2 empezaron a aumentar en la curva de contagios. Al día de hoy, según cifras oficiales, se registran más de un millón ochocientos casos y más de cinco mil muertes.
El pasado 8 de diciembre se registraron 21.093 casos de covid-19, al día siguiente se contaron 16.835 casos y el día de ayer 11 de diciembre había 10.633 nuevos casos, un acumulado que continúa con la tendencia ascendente en la curva de contagios y ha prendido las alarmas en China, que en cabeza del presidente Xi Jinping aplica la política de covid 0 desde hace meses.
Tras el brote de covid-19 en la ciudad de Wuhan, con más de 11 millones de habitantes, en China adoptaron medidas restrictivas de circulación a las personas que sean positivas desde hace 3 años, además de desarrollar medidas como el uso del tapabocas obligatorio y los confinamientos de ciudades enteras.
“Tanto la gente de a pie como muchos funcionarios del gobierno, policías, y todas las personas en general están desgastadas. Debemos tener en cuenta que China es el punto cero de la pandemia entonces obviamente estas políticas que son de carácter restrictivo han hecho que haya una mayor presión sobre la población y de alguna forma también hay descontento”, comenta Catherine Márquez Marín, directora del Instituto Confucio de Medellín.
En la última semana de noviembre en ciudades como Urumqi, Pekín, Chengdu, Shanghái, Nanjing, Zhengzhou se registraron protestas simultáneas por parte de ciudadanos que manifestaron un inconformismo por las estrictas medidas aplicadas por Xi Jinping.
Las protestas tuvieron diversos elementos simbólicos: los chinos salieron a las calles con hojas blancas, cantando lemas que pedían mayor libertad ciudadana en relación a las estrictas medidas sanitarias aprobadas por el Gobierno central hasta el momento.
Para Anais Palacio, politóloga de la Universidad Nacional con maestría en relaciones internacionales, la política de covid 0 y las recientes protestas se pueden leer de dos maneras: por un lado China en lugar de relajar estas medidas, como se ha dado en otros lugares del mundo, las fortalecía hasta hace poco para utilizar el miedo al contagio como una excusa y ejercer un control sobre la población.
“Controlar las personas en sus casas, determinar cuando salen, cuando entran, evidentemente son medidas que utilizan los gobiernos para mantener una vigilancia”, mencionó Palacio.
En una segunda lectura, explicada por la analista, se sostiene que es probable que el líder chino piense que si desde su país salió el virus es necesario que toda su población, que alcanza 1.412.360.000 personas, logre estar inmunizada aplicando, en palabras de Palacio, “una política que evoca un rasgo benéfico y una protección interna, pero que al tiempo va en contra de temas democráticos”.
Algunos de los antecedentes más importantes de las protestas masivas en las ciudades mencionadas, se relacionan con tres hechos que han reflejado el costo humano de las medidas de control sanitario en China.
El 5 de septiembre, un terremoto de magnitud 6,6 se registró en la región de Chengdu, pero por prevenir la propagación del covid-19 se prohibió a los habitantes abandonar sus casas y por esto murieron 65 personas.
Días más tarde, el 18 de septiembre, un bus que transportaba a 47 personas a un centro de cuarentena en Guizhou, al sur del país, sufrió un accidente en el que murieron 27 personas, convirtiéndose en el siniestro más mortal en lo que va del año presentado en el país.
Y finalmente, una familia de Zhengzhou denunció la muerte de su bebé que debía ser llevado a un hospital pero no alcanzó a llegar allí por retrasos en la ambulancia solicitada que tardó en llegar por las restricciones de movilidad de las medidas contra el SARS-CoV-2.
“Lo que está haciendo el gobierno chino con las protestas es mermarlas, contenerlas, y lo que se ve es que ha sido efectiva su forma en como las han contenido un poco con temas de represión, como es muy común dentro del gobierno chino y otro caso es el planteamiento de suavizar un poco más las restricciones”, expuso Palacio.
¿Cómo leer las protestas?
Las personas en las calles de China estuvieron en el centro de atención de varios medios de comunicación, pero no se sabe con certeza cuál fue el alcance que pudieron tener dichas manifestaciones ciudadanas. Algunos expertos señalaron que era una gran dificultad para el partido comunista en cabeza de Xi Jinping, que por poco ajusta 10 años en el máximo cargo de su nación.
Pero, otros explicaron que lo que pedían los ciudadanos en las calles no era un sistema democrático, ni derechos ligados a este sistema, sino una flexibilidad en las medidas sanitarias aplicadas con mano dura en el país asiático.
“El alcance que han tenido las protestas ha obligado al gobierno a relajar algunas de las medidas, que hacían parte del paquete de la política de Covid-0, las manifestaciones han llevado a relajar transitoriamente estas medidas como una forma de apaciguar los ánimos”, sostuvo Javier Sánchez, líder de un componente de estudios asiáticos de Ciencia Política en la Universidad de Antioquia.
El pasado 7 de diciembre, la Comisión Nacional de Salud de China anunció varias libertades concedidas, entre los que está el reemplazo de las pruebas PCR por los test rápidos de detección de antígenos. Aunque las PCR aún se exigirán en escuelas, hospitales y residencias para adultos mayores.
Aunque los confinamientos van a continuar, se van a aplicar en áreas mucho más delimitadas como edificios, unidades o pisos en vez de vecindarios o ciudades completas. Otra de las novedades es que las áreas identificadas como de alto riesgo deberán salir del confinamiento si no se registran nuevos casos en cinco días.
“Las pasadas protestas de alguna forma si fueron diferentes porque no se dieron en ciudades pequeñas o pueblos aislados, sino que se dieron de manera simultánea en varias ciudades del país. Las personas a través de las redes sociales han buscado la forma de mostrar su cansancio frente a la política del Covid-0”, afirmó Márquez.
Algunas voces han mencionado que lo que ha fijado el foco de atención en las protestas de China es demostrar que la política del Covid 0 fue un fracaso, algo que defiende Sánchez al mencionar que las protestas se deben “ver con lupa” porque, de acuerdo a sus palabras, cualquier dificultad que afronten las autoridades chinas será magnificada por los medios de comunicación cercanos a Occidente.
Para Palacio, a pesar de que las manifestaciones en las vías públicas hayan disminuido, “se puede leer que las protestas siguen en el corazón de los chinos”, esto, sostiene, se debe a que los chinos consideran que los altos funcionarios del gobierno no toman en cuenta el interés de la población, y leen las estrictas medidas de bioseguridad como decisiones de “alta esfera”.
Según la analista, a los chinos solo les llega la noticia de que tienen que encerrarse, pero no se les pregunta si están de acuerdo o no, “entonces creo que todavía va a seguir ese cuestionamiento de la ciudadanía respecto al gobierno”, manifiesta Palacios.
La vacunación, un tema importante
En medio de la recuperación económica lenta que se ha dado en todo el mundo después de la relajación de las medidas de bioseguridad, el repunte en los casos de Covid-19 en China se ven con recelo en el mundo financiero.
Eso sí, con la numerosa población con la que cuenta el gigante asiático el registro de muertes de 5.235 personas no es un número muy alto, y por el contrario podría mostrar el éxito de la política de Covid 0 desarrollada por el partido comunista.
Aunque, los críticos sostienen que no hay fiabilidad en las cifras de muertos que otorga el país por medio de su información oficial y que hay que dudar de los datos públicos en relación a los decesos a causa del virus.
China como epicentro de la pandemia se embarcó en la carrera por la creación de la vacuna, hasta el momento allí cuentan con tres vacunas: CanSino, Sinopharm y Sinovac.
La eficacia de las vacunas chinas tiene variaciones, según datos de la Organización Mundial de la Salud: la CanSino protege con una eficacia del 79% contra la infección sintomática por el SARS-CoV-2 y previene en un 79% la hospitalización.
Por su parte, la vacuna Sinoparc protege con una eficacia del 79% contra la infección sintomática y previene la hospitalización, con una eficacia del 79%
Y finalmente la Sinovac protege con una eficacia del 51% contra la infección sintomática por el Covid-19 y en cuanto la prevención de hospitalización la eficacia de la vacuna es del 100%.
Aunque el país tenga una variada oferta en vacunas contra el Covid-19 es usual que los chinos mayores de 60 años vean con recelo el uso de la vacuna y se resistan a aplicarse las dosis del esquema completo. Hasta el mes de septiembre, solo el 70% de la población china había completado su esquema de vacunación.
“Estas son unas vacunas que necesitan varios refuerzos, y las vacunas de marca china no son la excepción. Muchos adultos no se han vacunado por diversas razones y estas son las personas que tienen mayores problemas a la hora de contagiarse, por lo que se espera que en un mayor porcentaje de personas adultas tenga una dosis más reciente para que puedan resistir específicamente la variante Ómicron”, señaló Márquez.
Con todo este panorama, diversos países de occidente le han ofrecido a Xi Jinping vacunas occidentales, pero recientemente la inteligencia estadounidense afirmó que el presidente se negaba a aceptar dichas dosis pese a las protestas.
Para Palacio, el rechazo de Jinping por recibir las vacunas occidentales se debe a que la oferta salta a niveles geopolíticos, ya que China es una potencia emergente que desarrolló sus propias vacunas y es posible que ante las ofertas de Occidente China se mueva bajo la lógica de: “no necesitamos vacunas de nadie, porque nosotros también tenemos nuestras propias vacunas”.
“Lo que está en juego también es un prestigio internacional, es difícil que reciban alguna vacuna, eso estaría en contra de las políticas mismas de identidad nacional, en contra de las políticas de Xi Ping de mostrarse como una potencia fuerte que no necesita de la ayuda de los demás, sino que al contrario, los demás necesitan de China”, puntualizó Palacio.