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La encrucijada de Chile: ¿cambiará la Constitución de la dictadura Pinochet?

Los sondeos vaticinan que el “Rechazo” sería la opción favorita de los 15 millones de votantes. El presidente Gabriel Boric contempla convocar a otra Constituyente.

  • El proceso constituyente de Chile comenzó tras el estallido social de 2019. El voto este domingo será obligatorio. FOTO GETTY
    El proceso constituyente de Chile comenzó tras el estallido social de 2019. El voto este domingo será obligatorio. FOTO GETTY
29 de agosto de 2022
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Chile entra en la recta final de una votación que mide el talante de los nuevos gobiernos progresistas de la región. Este 4 de septiembre 15 millones de personas saldrán a las urnas para dirimir entre el “Apruebo” y el “Rechazo” a la propuesta de Constitución que fue escrita por 155 constituyentes, de los que 118 eran de izquierda o independientes y apenas 37 de derecha.

Las encuestadoras dejaron de publicar sondeos desde hace una semana, pero los últimos estudios apuntaron que es probable que los chilenos rechacen el compendio de 178 páginas del proyecto. Sin embargo, el resultado está abierto porque el domingo se cumplirán dos semanas sin un termómetro que mida el sentir de la ciudadanía.

La cita en las urnas marca el primer examen a la nueva generación de gobiernos de izquierda de la región, en la que Gustavo Petro y Gabriel Boric son protagonistas. Este último se la jugó por respaldar el cambio constitucional desde antes de llegar al Palacio de la Moneda y su apuesta por el “Apruebo” es ahora uno de los motivos del fracaso anunciado del proceso constitucional.

Este conteo regresivo para un plebiscito inédito en la Suramérica del siglo XXI está marcado por las noticias falsas sobre el texto final, la baja popularidad del gobierno y una polarizada transición en el Palacio de la Moneda que partió la historia de la Constituyente en dos eras: la del estallido social que vivió el exmandatario Sebastián Piñera y una administración que no arranca de Boric.

Dos presidentes, un proceso

Si bien Piñera fue quien convocó a la Constituyente para calmar el pulso social que detuvo a Chile en 2019, Boric llegó al poder gracias a ese proceso, porque las protestas le sirvieron de plataforma para hacerse conocer en el país –más allá de su región Magallanes– y capitalizar ese descontento en votos.

Es más, el presidente se la jugó públicamente por el “Apruebo” en el plebiscito y ahora su baja popularidad (38%) es uno de los elementos que marca el declive en la imagen del proceso. Esa apuesta de Boric por la Constituyente provocó también que la oposición vinculara al gobierno con el pleno del proyecto.

Tres años bastaron para que Chile tuviera un giro en los reclamos de cambio. A finales de 2019 el llamado al plebiscito constitucional calmó las movilizaciones y en octubre de 2020 el 78 % de los chilenos votaron “sí” por redactar otra carta magna.

Para 2021, cuando la Convención Constituyente quedó con mayorías de izquierda, la Chile silenciosa que no había participado en el proceso alzó la voz contra la idea de cambiar la Constitución.

La encuestadora y fundadora de Market Opinión Research International, Marta Lagos, apunta que Chile vivió la campaña más sucia desde el 90 (cuando un plebiscito sacó del poder al dictador Augusto Pinochet). En esta contienda, dice Lagos, “las mentiras se tomaron la agenda y la ciudadanía tiene dificultades para distinguir lo verdadero de lo falso”.

Ruido en el plebiscito

Fake news como que los ancianos se quedarían sin pensión o que la nueva Constitución no permitiría tener casa calaron en la gente, sobre todo en las clases más desfavorecidas. Sin embargo, hubo otro factor que aumentó los temores a lo desconocido: la identificación de Chile como un país indígena.

La propuesta de carta magna reconoce once comunidades como “naciones indígenas” y les garantiza representación en los órganos colegiados de orden local y nacional, según el censo.

En un territorio donde el 12% de los habitantes son de origen indígena, casi la misma proporción del Congreso de Diputados y Diputadas y de la Cámara de las Regiones tendría participación de esas etnias.

La norma indica que el número de escaños para esa población debe trazarse según el censo de cada municipio, departamento o del país mismo, lo que en la práctica se traduce en que un grupo que antes estuvo en el olvido, ahora tendrá una participación garantizada. A esa decisión la derecha le llamó la “indigenización”.

“En Chile no existió nunca una curul exclusiva indígena porque nuestros pueblos son minoría. Queremos reconocerlos y respetarlos, pero no es posible que una Constitución Política se traduzca en un instrumento de dominación de castas sobre el resto de los chilenos”, cuestiona el doctor en derecho Francisco Pinochet.

Ese es uno de los argumentos de quienes saldrán a votar por el “Rechazo” este domingo. El término ‘indígena’ está escrito 78 veces en la propuesta de texto, mientras que la palabra ‘mujer’ apenas aparece en 13 ocasiones y solo se cuentan seis referencias a las diversidades sexuales.

¿Momento del cambio?

La propuesta de Constitución garantiza la paridad de género en todas las instituciones del Estado, le da a este la tarea de generar políticas públicas que permitan conciliar la vida laboral, familiar y comunitaria y el trabajo de cuidados. Es más: reconoce la labor de los cuidados del hogar como actividad económica.

La igualdad de género permea el texto de la nueva Constitución y un ejemplo es que ya se hablará de Congreso de Diputados y Diputadas y de una justicia con enfoque de género.

El reconocimiento de los derechos ambientales y la descentralización también hacen parte del repertorio de términos que intenta introducir el proyecto en medio de la reticencia de una parte del país al cambio por el temor a las ideas de izquierda.

En medio de las discordias, hay un sentir que une a los votantes: la mayoría de los chilenos sí quiere renovar su carta magna, un mandato que quedó trazado desde el plebiscito constitucional de 2020 y que podría llegar a ese fin aún con el fracaso del proceso actual.

A partir de la votación de este domingo se abren tres caminos. El menos probable es que Chile elija el “Apruebo”, inicie el proceso para aplicar la carta magna y se deseche la Constitución de la dictadura de Pinochet.

Si el pueblo opta por el “Rechazo” podría llamarse a otro plebiscito o el presidente convocaría a una nueva Constituyente, ruta para la cual Boric necesita el visto bueno de un Congreso en el que no tiene mayorías.

El voto en el plebiscito es obligatorio. De las 15 millones de personas habilitadas para sufragar ya 13 millones consultaron su lugar de votación, lo que vaticina una participación histórica en una Chile que ya pidió cambio, pero que aún no define qué tipo de transformación es la que quiere.

Habrá una victoria política, pero no electoral: Marta Lagos - Fundadora Latinobarómetro y MORI

¿Cómo está el sentir sobre la Constituyente?

“Esta es la campaña electoral más sucia desde el año 90. Las mentiras se tomaron la agenda y la ciudadanía tiene dificultades para distinguir lo verdadero de lo falso. Hay una alta correlación entre el destino del gobierno y el de la nueva Constitución. Esto ya no es una mera elección sobre la carta magna, sino que acá están mezclados el gobierno, la crisis económica y la incomodidad ciudadana que está esperando respuesta a las demandas de la revuelta social”.

¿Por qué el gobierno queda envuelto en todo esto, si quien convocó a la Constituyente fue Sebastián Piñera?

“La oposición se ha encargado de señalarle al país que la convención constitucional trabajaba para el grupo que ganó la elección presidencial, que esta Constitución es 'mala' y que en el fondo es un programa del Ejecutivo actual. El gobierno también se ha manifestado a favor del ‘Apruebo’, de tal manera que se ha producido una altísima correlación entre la gente que aprueba el gobierno y la Constitución”.

¿La mala imagen de Gabriel Boric ha tenido que ver con que la Constitución haya comenzado con alta expectativa y ahora tenga una popularidad muy baja?

“El presidente tiene entre el 38% y el 40% de popularidad, lo que no es suficiente para una mayoría. Además, este gobierno ha cometido errores políticos en estos cinco meses que han afectado su imagen. En todo caso, el apoyo a la Constitución es superior al apoyo al gobierno”.

¿Qué va a pasar el 11 de septiembre, habrá tercera vía?

“Es probable que vote mucha gente porque este voto es obligatorio. Eso nos puede estar diciendo que el margen puede ser más estrecho. Habría una victoria electoral, pero no necesariamente una política”.

15
millones de personas están habilitadas para votar en el plebiscito.
Juliana Gil Gutiérrez

Periodista egresada de la facultad de Comunicación Social - Periodismo de la Universidad Pontificia Bolivariana.

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