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Cataluña y España, enfrentadas por aniversario de referéndum

Un año después del intento independentista, sigue la disputa en la calle y en los discursos.

  • Manifestaciones en Barcelona el pasado 1 de octubre para conmemorar el primer aniversario del referéndum independentista. FOTO: EFE
    Manifestaciones en Barcelona el pasado 1 de octubre para conmemorar el primer aniversario del referéndum independentista. FOTO: EFE

El primer aniversario del referéndum independentista catalán fue la chispa que devolvió a España a un escenario similar al de octubre de 2017: en las calles de Barcelona ha habido manifestaciones en favor y en contra de convertir a Cataluña en un Estado; en los medios se han intensificado los cruces de declaraciones entre el gobierno nacional y el regional.

Pero ha habido cambios. A un año de que el gobierno autónomo de Cataluña declarara unilateralmente una independencia que no se concretó, las dos cabezas que dirigían la disputa están fuera. El presidente de la generalidad y promotor del referéndum, Charles Puigdemont, está en Bélgica, acusado de rebelión por el gobierno de España.

El entonces presidente, el conservador Mariano Rajoy, fue a su vez retirado del cargo en junio, a través de una moción de censura apoyada por los independentistas. Su reemplazo, el socialista Pedro Sánchez, es quien ahora negocia las peticiones de mayor autonomía de Cataluña, con el dirigente de ese gobierno regional, Joaquín Torra.

Pero ambos han chocado luego de las marchas del 1 de octubre, en las que algunos grupos independentistas radicales provocaron disturbios y dejaron 32 policías heridos. Mientras Sánchez ha rechazado la violencia, Torra ha dicho que se trata de casos aislados y ha condicionado su apoyo al presidente en el Parlamento a que presente antes de noviembre una propuesta que “facilite el derecho de autodeterminación” de Cataluña.

Según el analista político español, Alfonso Vidal, la llegada de un socialista al gobierno en Madrid parecía plantear un escenario más favorable para Cataluña. Sin embargo, Sánchez “ha demostrado que no sabe bien qué hacer con el tema catalán. Habla de diálogo, pero no sienta una oferta concreta”. La posición del presidente se agrava, pues necesita el apoyo de los independentistas en el Parlamento para que sea viable su reforma al presupuesto.

Del otro lado, el parlamento catalán “se siente atado de manos por Madrid”, como explica Borja de Riquer, analista de la Universidad Autónoma de Barcelona.

El tiempo juega en contra de ambos bandos. Para los independentistas, porque se arriesgan a que el ímpetu del referéndum se diluya; para el gobierno de Sánchez, porque la crisis catalana puede paralizar sus proyectos y debilitar un gobierno, de por sí endeble, al haber llegado a través de una moción de censura.

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