Gabriela es inspiración. Gabriela es sabor. Gabriela es historia. Gabriela es la materialización de un sueño del chef Juan David Cocina (o Juan David Montoya). Un laboratorio de cocina oculta al que ya decenas de personas han visitado a ciegas, con la curiosidad de encontrarse con un espacio y un menú lleno de matices. Su apertura se dio en noviembre de 2022 y ha sido el ‘voz a voz’ su mejor aliado.
Todo empieza desde la reserva. A su número de WhatsApp, la abuela Gabriela le dará la bienvenida a esta experiencia con su particular saludo: “Mijito(a)...”, le brindará las indicaciones para encontrar el lugar georreferenciado en el municipio de Sabaneta y, por supuesto, la clave secreta para ingresar. La casa antigua donde está ubicado el laboratorio es la de Gabriela, la abuela de Juan, y quien le posibilitó, después de muchas conversaciones familiares, transformar el solar en un escenario contemporáneo, propicio para su idea gastronómica.
Al anunciar su visita en el citófono, la reja negra se abrirá. Encontrará una puerta de madera que lo llevará por un misterioso pasillo amenizado con buena música, para finalmente llegar a una segunda puerta donde digitará el santo y seña. Aquí la magia pasará otro nivel.
Una experiencia en Gabriela
Al digitar la clave y abrirse la puerta, Gabriela lo sorprenderá. Luz tenue, música presente, mesas bien puestas, una carta escrita por capítulos sobre la historia del lugar y experiencias gastronómicas a través de pequeñas historias, hacen de este restaurante un viaje que honra la tradición.
El espacio está dispuesto hasta para 40 comensales y un equipo de 15 personas está preparado para que cada invitado viva los pequeños detalles de un proceso creativo que lidera Juan David y que resulta de muchos intentos, mezclas de ingredientes y tempuras.
La experiencia cuenta con seis momentos al centro de la mesa para compartir: dos entradas, dos platos fuertes y dos postres inspirados en la tradición colombiana, además de una que otra cortesía de la abuela.
Las reservas están abiertas de martes a sábado. “Algún día soñé que por ese pasillo entraría gente a un restaurante. Que la gente se prepararía para venir y nosotros para atenderlos. Hoy es real”, dice.
El nombre de pila de este chef de 30 años de edad es Juan David Montoya. Quería ser ingeniero mecánico pero el destino le indicó que no era por ahí. Se decidió, entonces, por su pasión: la cocina.
Desde que era pequeño sentía afinidad por este mundo. “Una vez empecé a estudiar cocina supe que no iba a ser ingeniero y mi vida empezó a girar alrededor de esto. Un día, mientras hacía la práctica en un restaurante muy bueno, me pregunté: ¿cómo voy a ser feliz, cocinar, hacer negocios, ganar plata, no estar haciendo lo mismo todos los días?, y se me ocurrió crear un laboratorio para desarrollar proyectos de gastronomía”, cuenta. Desde allí cocinó su recorrido en catering, eventos, clases de cocina de manera física y virtual, para concebir tiempo después a Gabriela.
El solar de la casa de los abuelos
“Este es el patio de la casa de mis abuelos. Aquí había un palo de limones y se extendía la ropa”, explica. Para desarrollar sus proyectos, el empresario le pidió a su abuelo Jairo un espacio del solar. “Al principio me dijo que no, luego que sí, me dio susto. Mi abuelo murió y un día le conté a la abuela Gabriela sobre el tema y ella me dijo: ´Oigan a este´. Al final adecuamos un espacio pequeño. Empezamos a crecer y le dije necesitamos el patio completo, luego la bodega... Hicimos otra cocina, movimos la planta producción y así llegamos al concepto de Gabriela”, agrega.
*Contenido en colaboración con Gabriela Laboratorio de Cocina Oculta.