Hace solo cinco años, cuando llegó a Necoclí, Cristóbal Colón supo que su casa está a la entrada de las colinas de San Sebastián, justo donde hace 499 años fundaron a San Sebastián de Urabá, el primer poblado en continente americano.
"Fue un poblado de corta duración, pero de significación en la historia de América. Podemos decir que en San Sebastián de Urabá (hoy Necoclí), se pensó un continente. Hispanoamérica nace en Necoclí", explica Iván Espinosa, antropólogo y director de la expedición arqueológica que confirma los hechos.
Un poblado de 14 meses de duración pero de trascendencia continental, que tiene a este municipio antioqueño, en el Golfo de Urabá, ad portas de la celebración de los 500 años, en diciembre de 2009.
Oriundo de San Bernardo del Viento, y criado en Cartagena, Cristóbal Colón entendió rápidamente el recibimiento que le dieron cuando se decidió venir a vivir con su mamá, Luz María Blanco Quintana, quien vive en Necoclí desde pequeña.
"Ve bandido, aquí fue donde tú llegaste. ¿No te acuerdas? ¡Y ya van a ser 500 años!", le dijeron unos vecinos. Les respondí: "Yo llegué fue ahorita; yo estoy aquí".
Insistieron: "No, recuerda cuando llegaste en una embarcación llamada La Pinta, La Niña o la Santamaría". Y ahí empezó la recocha.
Y es que su nombre ha dado para muchas anécdotas. La más común ocurre cuando se presenta: "yo casi siempre digo: mucho gusto, Cristóbal Colón. Y de inmediato me responden: mucho gusto, Simón Bolívar", refiere Cristóbal con una gran sonrisa.
Pero la más famosa de todas ocurrió en 1989, cuando quiso viajar de San Andrés a Cartagena, en compañía del hijo de su compadre César Castro.
"Llegué al puesto de Sam y pedí un pasaje y medio para viajar. Los menores de edad no pagan el tiquete completo. Me dijeron, sí, con mucho gusto. ¿A nombre de quién? Y yo le respondí tranquilamente: de Cristóbal Colón y Fidel Castro. ¡Eso fue una locura! Todo el mundo tuvo que ver con nosotros. La gente nos invitó a gaseosita y empezaron a pedir que nos rebajaran los pasajes por ser todos unos personajes!"
Cristóbal explica que el apellido sí es español, por parte de su abuelo, quien llegó a Sincelejo, en Sucre, donde conoció a su abuela y se quedó. Pero ignora si ese Colón tenga algún parentesco con el del genovés que descubrió a América en 1492, la hazaña más importante de la historia de la humanidad, aunque murió sin tener conciencia de ello.
Hombre de mar como su famoso homónimo, Cristóbal dedicó muchos años de su vida a emular a su padre y a sus tíos, curtidos navegantes, en los alrededores de Cartagena.
Hoy prefiere estar en tierra firme y no se queja de su suerte. Vive de vender chance, que muchas veces se ha ganado, y de llevar plátanos y frutas para la venta en la plaza de mercado de Necoclí.
Incluso resultó favorecido con un sorteo y se ganó una casita en Itagüí, que tiene alquilada y que piensa vender porque aquí vive feliz "y esto es lo de nosotros".
Cristóbal aún no dimensiona la importancia que tiene su vivienda, justo a la entrada de lo que muy pronto será el Museo Necoclí Arqueológico, con un centro de interpretación y la reconstrucción del poblado colonial, que incluía 35 chozas y un fuerte militar.
Más allá de sus conocimientos sigue confiando en su suerte. "Siempre donde estoy está la suerte y este morrito está bellísimo", dice.
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