"El humor nunca va a ser trillado y menos en un país como Colombia que lo necesita", así responde Alejandro Riaño -conocido como El Rolo- sobre el contundente éxito que ha alcanzado Los Comediantes de la noche , programa humorístico que inició su segunda temporada.
Felices y asustados con las nuevas rutinas están los integrantes del show que ha logrado calar en el público colombiano. "Es una responsabilidad grande porque en la primera temporada nos fue muy bien y el público viene con una expectativa muy grande", apunta el humorista pereirano Iván Marín.
En el bar El Sitio de Bogotá, la noche capitalina fue cómplice perfecta para la grabación de un capítulo cargado de ingenio y autenticidad. Con "susto, mucho susto" subió al escenario El Rolo, el más joven del grupo, quien inició su intervención con un "delicioso huev?", frase convertida en su sello personal.
Mientras espera su turno, Diego Camargo fuma su pipa y repasa mentalmente sus líneas. Sobre el trabajo que está a punto de presentar, el humorista revela que "entre nosotros (los comediantes) nos damos muy duro con amor. Si nosotros somos implacables, el material se va a blindar, y es más seguro que funcione".
El creador del stand up comedy A ver si es tan machito confiesa que esta nueva etapa ha sido dura. Antes, los comediantes presentaban un show que tenían listo y que habían construido en años, ahora escogen temas y escriben en una semana su rutina, tarea complicada que ha sido -para Camargo- "como parir borugos".
A estos personajes, que esperan uno a uno su momento ante el público, la popularidad les ha vuelto la vida un poco "miserable" porque no pueden entrar a un sitio sin que les pidan un chiste. "Me pregunto si a Pambelé cuando entra a un restaurante le dicen 'venga, por qué no me pega un puño' ", bromea Camargo.
Se luce Azcárate
En medio de las presentaciones que siguen sacando risas en los asistentes, todos los comediantes se declaran descrestados con Alejandra Azcárate, a quien califican como una mujer fuerte y disciplinada. Ella, con su humor mordaz se ganó un lugar en un territorio de dominio masculino. Prefiere el micrófono de mano, para camuflar la ansiedad y los nervios que genera enfrentar en solitario a un público que quiere morir de risa.
Con la satisfacción del deber cumplido, sale de escena entre aplausos la única mujer del grupo. Le da el paso a Diego Mateus, -el de pluma- quien aprovecha que los asistentes, a esta altura, están satisfechos con la labor realizada por sus compañeros.
"Se formó una banda de comediantes, con personalidades disímiles, que estamos enfocados en impulsar el género", agrega orgulloso Iván Marín.
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