No sé si alguien le ha dicho a la familia Disney que hay vida más allá de sus atractivos parques de diversiones, sus vistosos personajes y sus multicolores juegos mecánicos.
Vida, y ¡qué vida!
Ustedes se imaginan al Pato Donald, Mickey y Minnie Mouse, Tío Rico, Pluto, Goofy y Daisy, acompañados de todos sus amigos de Pixar, tirando caja en las montañas rusas y los toboganes acuáticos, maravillados con los espectáculos circenses de los delfines, las orcas y las mantarrayas de Seaworld, en Orlando (Florida).
Qué dirán Hugo, Paco y Luis cuando sepan que han estado viviendo muy cerca de lo más parecido al paraíso en Acuática, Discovery Cove, Busch Gardens, Aventure Island, Water Country y Plaza Sésamo. Y que en cuestión de horas uno puede estar apretando el estómago por el vértigo que produce bajar en una mantarraya mecánica a 120 kilómetros por hora, boca abajo, y sin quién le ayude a templar los nervios.
O sentir la tranquilidad y placidez del fondo marino en un tour subacuático y poder tocar en vivo y en directo los peces león, las mantarrayas o los erizos de mar, mientras observa a través de una pantalla de vidrio gigante el movimiento acompasado de tiburones con sus dientes afilados.
Estar en Sea Venture es una experiencia única. Uno pasa en cuestión de minutos de tocar el cielo con sus montañas rusas a contemplar la tranquilidad de las aguas donde los delfines nariz de botella se dejan acariciar, abrazar y besar como novias mimadas.
No puedo creer que tanta dicha sea para algunas personas. La familia Disney debería ir al complejo de Seaworld y con ella todos los amantes de la diversión y el entretenimiento con visión ambiental y de conservación.
Sí. Porque este complejo de parques no sólo ofrece vértigo y sensaciones fuertes, sino que despierta el sentimiento y el deseo de la protección de cientos de animales en vía de extinción en todo el mundo.
Una parte del costo de las boletas que no menos de 23 millones de visitantes al año compran para ingresar a los parques a disfrutar de todas sus atracciones se destina a la atención y protección de 60.000 animales, incluyendo 200 especies en vía de extinción en todo el mundo.
No en vano, los cerca de 50 millones de dólares que la compañía ha entregado para iniciativas globales de conservación y rescate de vida silvestre y protección del medio ambiente, ha permitido salvarles la vida a 18.000 animales huérfanos, heridos o enfermos en todo el Planeta, en los últimos cuatro años.
De hecho, algunos de esos animales se convierten en perfectos anfitriones en Seaworld. Desde las jirafas hasta los rinocerontes. De las orcas hasta los tigres blancos. Desde las cebras africanas hasta los pelícanos rosados. Desde focas hasta manatíes.
Todos ellos, de la mano de cerca de 20 mil empleados de los parques, que se encargan de hacerlo sentir a uno en el paraíso. Como dicen, sin exagerar, que “no lo cargan a uno porque les da pena”.
Y a nosotros no nos da pena recomendarles visitar el complejo de parques en Orlando. Hay cientos de planes, todo incluido, alianzas entre aerolíneas de bajo costo y hoteles para que todo resulte más barato y, sobre todo, inmensas posibilidades de diversión y entretenimiento para toda la familia.
Ojalá los de Disney y usted con su familia se den la pasadita por Seaworld.
* Invitación de la Corporación TTI para América Latina
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6