Sonia estaba segura de que hasta la hora de su muerte la danza estaría con ella. La había acompañado casi toda su vida: desde los tres años empezó a bailar, y hasta ayer por la tarde, cuando murió a los 83 años, era la directora del Ballet Nacional de Colombia.
El ballet de Sonia Osorio, para ser más exactos. El mismo que ella fundó hace 51 años, del que no se separó nunca y que fue un hito en la historia del país. Desde el principio mezcló las técnicas modernas del ballet, con las raíces de la cultura colombiana.
"Fue un ejemplo para los directores artísticos en cuanto a la proyección internacional del folclor colombiano. Fue quien lo llevó de una manera muy dinámica a diferentes escenarios por todo el mundo. Y por medio del Ballet de Colombia muchísimas personas conocieron un poco del país", dice Juan Camilo Maldonado, director artístico general del Ballet Folclórico de Antioquia.
La pasión de la bogotana era más grande que ella. Y su vida estuvo rodeada de arte. Era hija del precursor del teatro en Colombia, Luis Enrique Osorio, quien fue escritor, dramaturgo y periodista, y de la pianista Lucía Saint-Malo. Sin contar que se casó con el pintor Alejandro Obregón y Rodrigo, uno de sus cinco hijos, es actor.
El año pasado, cuando vino a la ciudad a celebrar en el Teatro de la Universidad de Medellín las bodas de Oro de su ballet, señaló que "el amor es comienzo y fin de la vida. Yo amo mi país, mi trabajo, a mis hijos y a mi ballet".
Un baile para siempre
Sonia no sólo fue bailarina y directora. También periodista, diseñadora, coreógrafa, cocinera y hasta cantante. Y le dedicó más de 30 años al fortalecimiento del Carnaval de Barranquilla.
Una mujer disciplinada y perfeccionista, que, como lo dijo ella misma, no podía con la mediocridad.
"Trabajó y se consagró en lo que creía que debía hacer", expresa Rafael Palacio, director del grupo de danza contemporánea Sancofa.
Marcó una pauta en cuanto a la danza y fue ejemplo para muchos grupos, "en el sentido de que sacó adelante un proyecto tan difícil en el país, como la danza como empresa. Ante eso hay que reconocer su valentía", añade Rafael, mientras Elber Rúa Giraldo, director de El Firulete, cuenta que "fue la que puso la meta para hacer lo que ellos hicieron. Nosotros siempre hemos querido seguir los pasos que nos mostró porque realmente fue una persona apasionada. Ellos (el ballet) fueron los pilares que abrieron el camino".
El ritmo estaba en el corazón de Sonia Osorio. Y pese a que una infección renal y pulmonar que la mantenía conectada a un ventilador desde hace varios días, se la llevó, su danza la recordará como la mujer que creyó (y así lo hizo) que podía bailar toda su vida.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6