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Sociedad china quiere casar a sus jóvenes “solteronas”

Las familias, organizaciones y el Gobierno se alían para motivar a las reacias mujeres a que tengan pareja.

  • Sociedad china quiere casar a sus jóvenes "solteronas" | La costumbre en el gigante asiático, al igual que en otras partes del mundo, es que la mujer se case con una pareja mejor situada en términos económicos, educativos, físicos o intelectuales. FOTO DIEGO TORRES
    Sociedad china quiere casar a sus jóvenes "solteronas" | La costumbre en el gigante asiático, al igual que en otras partes del mundo, es que la mujer se case con una pareja mejor situada en términos económicos, educativos, físicos o intelectuales. FOTO DIEGO TORRES
08 de junio de 2013
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Las mujeres que sobran. Así se conoce en China a las solteras que están entre los 27 y los 30 años de edad. Aunque la sociedad está cambiando rápidamente, sobre todo en las grandes ciudades, la gente en las oficinas, en los círculos de amigos y en la calle señalan con cada vez más fuerza a aquellas que no encajan en el patrón tradicional.

Para las mujeres, el estigma de seguir sin pareja antes de los 30 años es especialmente hiriente y ha dado lugar a una expresión con tintes despectivos: shengnü, que se compone del verbo sheng (sobrar o quedar) y del sustantivo nü (mujer).

Las shengnü son generalmente mujeres que han recibido una educación relativamente alta, que viven en las grandes ciudades y que tienen un buen trabajo. En las discusiones en la calle, en los artículos de prensa e incluso en la Federación Nacional China de la Mujer FNCM, la más importante organización de defensa de los derechos de la mujer en el país asiático, bajo control del Partido Comunista, se culpa a las shengnü de su presunta mala fortuna al acusarlas de tener unas expectativas demasiado altas respecto de sus parejas en potencia.

Las shengnü se encuentran, por tanto, en lo que los economistas describen como un mercado fragmentado. A pesar del exceso de varones en el total de la población, se topan con escasez de hombres "deseables".

Para poner remedio a esta situación ha surgido toda una industria de celestinos en el país, en ocasiones patrocinada por el mismo gobierno: empresas que organizan encuentros multitudinarios o cenas de solteros, agencias de matrimonio, sitios web… La forma tradicional y la más común, sin embargo, sigue siendo las citas arregladas entre conocidos comunes o familiares. En muchas ocasiones son los propios padres los que organizan los encuentros entre los jóvenes.

Un artículo reproducido en la web de la Federación titulado ¿Cuántas shengnü merecen nuestra compasión? es esclarecedor de esta mentalidad. "Las mujeres hermosas no necesitan estudiar mucho para casarse bien, con un hombre rico o poderoso".

"Sin embargo, a las mujeres normalitas o más bien feas les resulta más difícil, así que tratan de mejorar su nivel de estudios para elevar su competitividad. La pena es que no comprenden que las mujeres pierden valor cuando envejecen; y cuando consiguen su título de máster o de doctorado se llevan la sorpresa de que ya se les ha pasado el arroz", reza el texto.

La investigadora Leta Hong Fincher, de la Universidad Tsinghua, fue la primera en poner el grito en el cielo por estos comentarios en una columna en The New York Times.

A ojos de Hong, la causa de la actitud de la organización estriba en que el Gobierno chino quiere que esas mujeres con estudios se casen para incrementar la proporción de gente educada en la sociedad y mantener, de paso, la estabilidad social, identificada con el matrimonio. "He visto muchas mujeres casarse con hombres que no aman y que ni siquiera les gustan mucho; muchas tienen miedo de quedarse solteras para siempre", razona.

La paradoja es que en China hay muchos más hombres que mujeres. La política del hijo único -en funcionamiento desde los años 80-, la preferencia tradicional por el varón y los abortos selectivos –prohibidos por el Gobierno, pero practicados- han producido un desequilibro poblacional significativo.

Hoy nacen en el país 118 hombres por cada 100 mujeres. Se calcula que en 2020 alrededor del 15 por ciento de los hombres en edad de casarse no podrá encontrar pareja. Mara Hvistendahl, autora del libro Unnatural Selection, en el que investiga este desequilibrio en toda Asia, cree que las consecuencias a medio y largo plazo serán brutales: incremento del tráfico de mujeres y la compraventa de esposas, agravamiento de la prostitución y la propagación del virus del sida y aumento del peligro de inestabilidad social.

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