Un rayo que iluminó su casa en el barrio La Conchita, de Carolina del Príncipe, le anunció a Luz Magdalena Martínez que debía abandonar su cama, despertar a sus tres hijos y un sobrino, del que tiene su custodia, y salir de inmediato.
El relámpago le mostró a esta mujer, viuda y cabeza de hogar, que los fuertes vientos que se estaban presentando se habían llevado el techo de zinc de su humilde vivienda.
Una vez en la calle, con su familia, se soltó un fuerte aguacero y la ventisca, que seguía rugiendo, obligó a las cinco personas a abrazarse para que el vendaval no las arrastrara.
“Los vecinos miraban nuestra angustia, pero no podían hacer nada porque el ventarrón y la tormenta no les dejaba abrir las puertas. Así pasamos varios minutos a la intemperie, mirando cómo se iba cayendo lo que fuera nuestro hogar y pensando en que era nuestro último día”, narró Luz Magdalena la pesadilla que vivió en el amanecer del pasado lunes, luego del vendaval que azotó Carolina del Príncipe, norte de Antioquia.
A la 1:30 a.m., los vecinos auxiliaron a Luz Magdalena, a quien además de perder la casa, un corto le quemó los electrodomésticos y el aguacero se encargó de dañarle el resto de enseres que le quedaban. Fue llevada a un albergue.
Historias como la de Luz Magdalena se han repetido este año en 59 municipios de Antioquia, azotados por este fenómeno natural.
¿Cómo se forman?
El director del Departamento Administrativo del Sistema de Prevención, Atención y Recuperación de Desastres de Antioquia, Dapard, César Hernández , explicó que un vendaval es el encuentro de dos tipos de presión con temperaturas altas y bajas, los cuales forman cúmulos, que luego se convierten en descargas de lluvia con presencia de vientos huracanados.
“En Antioquia hay regiones donde se incuban estos fenómenos y sus orígenes se podrían dividir en tres”, explicó.
El primero proviene de las ondas tropicales llegadas del Caribe que recorren llanuras de la costa Atlántica y de Urabá, chocan con las cordilleras occidental y central y originan zonas de encuentro donde se forman los cúmulos sobrecargados de humedad y así se da inició a un vendaval corto con mucha capacidad destructiva.
Hasta la semana pasada, dijo Hernández, tuvimos una de esas ondas tropicales (por eso no se ha sentido El Niño en Antioquia, que se gesta en el sur del país) y generó lluvias y ventarrones. Esta onda, agregó, produjo vendavales en Tarazá, Zaragoza, Caucasia, El Bagre y Nechí, en el Norte, y Dabeiba, Carepa, Chigorodó, Arboletes, Cañasgordas y Uramita, en el Urabá y Occidente.
Un segundo origen tiene que ver con los valles de los ríos, en los que se forman corrientes cálidas que, al juntarse con las frías que bajan de las montañas, generan vientos. Los municipios afectados son los de la cuenca del Nus, como Cisneros, corregimiento San José del Nus (San Roque), Maceo y Caracolí. Y los del cañón del Cauca, que afecta a La Pintada, Betulia, Concordia, Anzá y Valparaíso.
Espejos de agua
Los embalses son el tercer factor y el Dapard los llama “espejos de agua”. En días de sol se calienta la atmósfera y en estos sectores se presenta un fenómeno similar al de una olla con agua caliente. Hierven todo el día y la atmósfera se carga y cuando llega el frío de zonas altas, porque están ubicados a más 2.000 metros de altura como El Peñol, se producen vientos y cae granizo.
Los vendavales aquí son cortos, pero destructivos, como ocurrió en marzo, en San Rafael, el más grande de este año en Antioquia. Duró 25 minutos, con granizada que traspasó las tejas. Destruyó 1.085 tejados.
Hace ocho días hubo vendavales por el fenómeno de “espejo de agua” en Carolina del Príncipe y Gómez Plata, en el Norte del departamento.
En Medellín
El climatólogo Carlos David Hoyos , director del Sistema de Alerta Temprana de Medellín y el Valle de Aburrá, Siata, dijo que esta es una época normal de vientos fuertes, pero lo que sí amerita una investigación es saber si el cambio climático global nos estaría poniendo en condiciones de mayor cantidad de vendavales o vientos extremos que, en el caso de Colombia, se presentan por diferencia de temperaturas, debido a las temporadas de calor.
Medellín, alertó, no está exenta de estos ventarrones porque, en esta época de mayores temperaturas, la radiación solar calienta ciertas partes de las laderas de las montañas y cuando amanece calienta más una ladera que otra, “lo que se llama calentamiento diferencial, esos contrastes en la temperatura y esas diferencias de presión atmosférica generan las ventiscas”.
En cuanto a si los vendavales se pueden prever, el funcionario manifestó que sí, aunque es difícil, pero como se trabaja con modelos meteorológicos que resuelven todas la variables atmosféricas y de la tierra en general, pueden pronosticar vientos fuertes, pero es difícil calcular la magnitud exacta.
El docente de Geociencias y Medio Ambiente de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, sede Medellín, Jaime Vélez , opinó que se presenta la misma temporada de vientos de una época seca normal, lo que ocurre es que antes los techos en el campo eran de teja de barro y ahora son de material frágil y a ello se suman malas prácticas en construcción.
Por su topografía, Antioquia es nido de vendavales y la única forma de enfrentarlos es asegurando los techos y mejorando la construcción.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6