Patente de corso significa: "Autorización que se tiene o se supone para realizar actos prohibidos a los demás". No lo digo yo, lo dice la Real Academia Española. Ahora, ¿qué pasa si a "corso", le cambiamos las por unaz ? ¡Voalá! Nos queda nada más ni nada menos que el apellido del nuevo presidente del Senado de la República, Juan Manuel Corzo.
Patente de Corzo. Sí señores, Patente de Corzo. Empecemos a hilar delgadito: sume el significado de patente de corso con las intenciones del congresista y ¿qué resulta? Pues no lo sabemos, pero que suena raro, suena raro. A ver, suena raro porque este personaje, con tan solo dos semanas en la Presidencia del Senado, ya se metió al ojo de un huracán más grande que el Katrina. Sencillo, el hombre propuso revivir uno de los ejemplos de impunidad más grandes de la historia colombiana: la inmunidad parlamentaria. Sí, esa que fue abolida por la Constitución del 91 y por la cual protegimos largo tiempo a un tipo que nunca será bien recordado: Pablo Escobar Gaviria.
Todo el mundo se le vino encima. Tragárselo vivo era lo que quería hacer más de uno. ¿Fue bobada o viveza? Yo tiro para lo segundo, porque un bobo no se sostiene en el Congreso 12 años como lo ha hecho Corzo. ¿No es entonces como muy mala señal que la primera actividad que haya hecho el presidente del Senado, después de dar su discurso veintejuliero, inspirado en la teoría de la separación de poderes de Montesquieu, fuera nada más y nada menos que presentar este proyecto? Hombre, me acabo de acordar que Juan Manuel Corzo tiene actualmente dos investigaciones -una ante la Corte Suprema de Justicia y otra ante la Procuraduría- por un pequeñísimo asunto: la presunción de vínculos con la llamada parapolítica. Ah, y que esta iniciativa fue apoyada por 20 congresistas más, 10 de los cuales tienen investigaciones por el mismo tema, según revelaron algunos medios de comunicación. Súmele a eso los señalamientos de repartición burocrática en su natal Norte de Santander y el apoyo a figuras políticas bastante cuestionadas como el exalcalde de Cúcuta, Ramiro Suárez.
La cosa así es muy rara. Aunque respeto el beneficio de la duda, dice el refrán: cuando el río suena es porque piedras trae. Por lo menos el país ha aprendido un poco a reconocer el olor a lagarto.
Revisé y analicé las publicaciones de los medios de comunicación sobre esta iniciativa y nadie, absolutamente nadie, le brindó un mínimo apoyo a Corzo. Para tranquilidad de muchos y tristeza de unos pocos, el fin de semana, supuestamente por voluntad propia (cosa que no es fácil de creer) y no por la presión del escándalo causado, Corzo retiró su ideota.
Pero el fresquito de que esto haya pasado no quita la preocupación por las cosas que pasan en ese recinto sagrado de la democracia llamado Congreso. De patente de corso a patente de Corzo? ahí tienen el significado. Ustedes juzgarán.
Al cierre: para quitar el sabor amargo de la corzo-iniciativa, hablemos de algo amable.
La semana pasada me tomé dos tinticos con el gerente de la Orquesta Filarmónica de Antioquia, Alfonso Arias Bernal. Me contó acerca de los proyectos de la orquesta. Quedé gratamente sorprendido.
Una orquesta que realiza más de 125 conciertos al año, con asistencia de más de 100.000 personas, suena mucho mejor que esperar todo el año un desfile de caballos.
La equidad social también se da cuando somos conscientes de que hay miles de personas con ganas de hacernos disfrutar la vida con cosas distintas al fútbol, los tablados populares y el aguardiente a tres manos.
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