En marzo de 1952, don Pedro Estrada y su esposa, doña Teresa Gómez, donaron Monticelo, su finca en El Poblado, a la Orden de Carmelitas Descalzos.
A este lugar, y con el encargo de dar inicio a la aventura fundacional, llegaron tres frailes: Gabriel María del Sagrado Corazón, Olegario de la Inmaculaday Joaquín del Corazón de María . Gracias a la generosidad de la familia Estrada Gómez y a la reciedumbre espiritual de los tres carmelitas, la presencia del Señor se hizo palpable e indiscutible en este mirador del Valle de Aburrá.
A lo largo de estos 60 años, Monticelo ha sido Seminario Menor, Postulantado, Centro de Promoción Vocacional, Aspirantado, Hospedería, Casa de Espiritualidad y Convenciones.
Diferentes nombres, pero una sola misión: difundir la espiritualidad de los místicos carmelitas, de la mística cristiana.
Desde este bello balcón espiritual se ha divisado el crecimiento de Medellín en seis décadas. De ser un lugar solitario, silencioso y de difícil acceso, pasó a estar rodeado por grandes edificios, ruido y vías públicas. Sin embargo, Monticelo nunca ha dejado de ofrecer aquello que dio razón a su origen: ser la casa de los amigos del Señor.
Su patio central, su capilla y oratorio, sus jardines, sus salones permiten disfrutar la misma amistad divina y humana igual hoy que hace 60 años, no importa lo que hagamos: tomar un tinto, conversar antes de las actividades, participar de los retiros espirituales, de la eucaristía o de los grupos.
Siempre acontece lo mismo, siempre acontece lo nuevo, encontrarnos con el Amigo, con el Hermano, con Jesús, para encontrarnos con los amigos, con los hermanos, con los rostros de Jesús. Hoy, por estos 60 años, estamos de celebración.
Celebrar es propio del ser humano, y además es una forma que tenemos los cristianos de profesar nuestra fe. Creemos, por eso celebramos.
Estamos de fiesta por Monticelo, es decir, por nosotros que le damos vida a este nombre y nos alimentamos en este lugar sagrado. Estamos de celebración, porque "Dios ha estado grande con nosotros y estamos alegres" (salmo 125), porque en esta montaña del Carmelo en Medellín, Santa Teresa de Jesúsy San Juan de la Cruz nos han recibido para enseñarnos a ser "amigos fuertes de Dios". Monticelo, has hecho posible saborear el Cielo, eres nuestra Casa.
¡Gracias por acogernos!.
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