Una máquina que remueve el 99 por ciento de la pelusa del lulo y un empaque de exhibición y embalaje para su exportación fueron creados en la Universidad Nacional.
Según el Ministerio de Agricultura, durante 2008 Colombia produjo 46.457 toneladas de lulo distribuidas en 5.631 hectáreas sembradas en todo el territorio nacional. El departamento del Huila es el mayor productor, con el 24,3 por ciento del total.
Sin embargo, según información de la FAO, "en el manejo poscosecha del cultivo y en la comercialización se presenta una alta pérdida de la fruta. Durante el primer proceso se desperdicia la mitad de la producción".
Maltrato de la fruta
Una vez terminada la recolección del lulo, los productores inician la remoción de la pelusa que lo recubre. Para tal 'despeluzado' utilizan un costal de fibra gruesa en el que depositan la mayor cantidad de fruta que logran levantar (aproximadamente 10 kg).
Durante este proceso se estima que los agricultores dañan cerca del 30 por ciento de la producción, deterioro que únicamente se verá cuando llegue a los centros de distribución. Pensando en una alternativa a esta problemática, Jorge Mario Alzate, estudiante de Diseño Industrial de la Nacional en Palmira, creó una máquina que, a través de dos pedales, acciona los movimientos de cuatro cepillos cilíndricos que se encargan de hacer la limpieza automática a los lulos sin maltratarlos.
"El equipo es manejado por un operario cuyo movimiento, al pedalear, hace girar los cepillos que eliminan la pelusa del fruto. Esto le brinda valor agregado para su comercialización haciéndolo visualmente más atractivo", comenta Alzate.
Según el estudiante de Diseño, "despeluzar alrededor de 10 kg de lulo a través de la técnica del costal toma entre 20 y 30 segundos, con un porcentaje menor al 70 por ciento libre de pelusa. En cambio, con la máquina se pueden limpiar 15 kg durante el mismo tiempo, logrando un 99 por ciento de cepillado".
Además de las dificultades en la poscosecha, los productores enfrentan una situación similar en la exportación del producto, pues el lulo es empacado en cajas de cartón, cada una con 30 kg y sin separar entre sí los frutos, lo que ocasiona daño en la fruta durante el viaje. Por eso Diana Castro Londoño, también estudiante la Nacional, ideó un empaque primario (interno) y otro de embalaje para la exportación, que mejorarían su presentación.
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