El subintendente de la Policía Armando Castellanos aprovechó unos segundos ante el micrófono para dar una noticia triste, muy triste.
Dijo, ante el Presidente de la República y ante todo el país, que a su compañero el intendente de la Policía Luis Hernando Peña Bonilla lo habían asesinado con un tiro de gracia hace más de cinco años.
"Durante la zona de distensión, que era donde tenían las Farc los campos de concentración, alias 'Martín Sombra' y el 'Mono Jojoy' ordenaron el fusilamiento del intendente Hernando Peña Bonilla, por ser considerado como un peligro para los propósitos de las Farc. Nosotros estábamos reunidos con los políticos y la doctora Íngrid, el compañero Peña tenía problemas psicológicos y les pareció fácil a 'Martín Sobra' y al 'Mono Jojoy' fusilarlo. Vilmente lo sacaron. Le colocaron una cadena en su cuello, otra en sus manos y otra en la cintura y lo fusilaron porque lo consideraban peligroso", dijo.
Hoy, el equipo de psicólogos de la Policía Nacional, está con la familia del intendente jefe, no han permitido que la prensa les interrumpa el duelo y están asistiéndolos y acompañándolos.
"Su familia está elaborando el duelo, están muy golpeados con la noticia porque ellos tenían la firme esperanza de verlo nuevamente en libertad", dijo uno de los oficiales encargados brindarles apoyo a las familias de los policías secuestrados.
Los pálpitos de madre
Emperatriz Castro, la madre del capitán Julián Ernesto Guevara, es la que más entiende el dolor de los Peña Bonilla en estos momentos.
Ella, al igual que doña Leonor, la madre de Luis Hernando, soportó una noticia igual de devastadora: la muerte en cautiverio de su hijo.
"Anoche sentí mucho dolor. La pobre mamá confiaba en que su hijo estaba vivo, esta señora no había tenido tiempo de pensar que su hijo estaba enfermo, mucho menos muerto. Yo la vi en mayo. Ella nunca comenta nada, tampoco había seguridad de que el hijo estuviera muerto", dijo Emperatriz.
María Estela Cabrera, la madre de Pablo Emilio Moncayo, se quebró al hablar de esta tragedia.
Llorando, dijo que "yo qué aliento le puedo dar -a la madre de Luis Hernando- si estoy en las mismas, qué le podría decir a esa pobre mujer si ella tenía la esperanza de ver a su hijo otra vez, de verlo, abrazarlo. Yo siempre pienso que la muerte es un descanso, pero él tenía derecho a vivir, y si estaba enfermo lo debieron entregar".
No se supo más
Entre 1998 y 2001, los Peña Bonilla recibieron dos pruebas de supervivencia. Pero luego todo se silenció y la comunicación con Luis Hernando se convirtió en un monólogo sin respuesta.
El 10 de enero pasado, con la liberación de Clara Rojas y Consuelo González de Perdomo, llegaron también pruebas de vida de ocho secuestrados. Una de ellas era una carta del coronel Luis Mendieta, dirigida a su familia en la que se leía un mensaje escalofriante: "Por incidentes propiciados o debido al mal estado mental del cabo Peña conmigo y otros, él fue sacado del lugar común y llevado no sabemos a dónde. Dijeron que le iban a realizar un tratamiento psiquiátrico, pero desde esa fecha no sabemos de él, a pesar de las constantes preguntas por su situación".
La muerte de Luis Hernando ocurrió hace más de seis años y la última carta que su familia recibió de su puño y letra fue hace siete. En ella le pidió a su familia que estuviera feliz
"A mi alrededor surge el viento, la energía, y las cosas fascinantes que pugnan por mantener el equilibro, por difícil que sea la situación. Vendrán mejores cosas, cuando esto pase", escribió entonces el poeta de los Peña.
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