Parecen inofensivos, pero qué va, son bien peligrosos. Por una parte al explotar pueden ocasionar quemaduras profundas en la piel de los que están cerca. Y segundo, muchas veces, por descuido de los mayores, los niños más pequeños suelen terminar con ellos en la boca y con ello, propiciar una grave intoxicación. El llamado, bien temprano entre otras cosas, es para tratar de eliminar de la rutina de los festejos de diciembre la pólvora. Y si, por cualquier motivo, no se puede, pues, por lo menos, a echarles ojo a esos peligrosos totes -y por ahí derecho al resto de tales elementos explosivos- alejándolos, eso sí, de los niños.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
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