Los sentimientos no existen. Existe la gente que siente, la gente que es sentimiento. Los sentimientos no son cosas, sino modos de sentir, de reaccionar ante un estímulo.
Hay sentimientos biológicos, como el hambre y la sed, y sentimientos morales, como la rabia y el odio, la alegría y la paz. Soy dueño de mis sentimientos, no esclavo de ellos. Por eso me intereso en cultivarlos para que expresen mi relación de amor conmigo mismo, con los demás, con el cosmos y con Dios. Y no mis apegos, mi desamor.
Me apersono de mis sentimientos y así nadie me puede obligar a tener un sentimiento que yo no quiera, y por eso no busco razones para justificar sentimientos que me hacen daño, como la rabia, la tristeza o el odio.
Amar es una decisión y odiar también. Me dedico a poner orden en mis decisiones para que expresen lo que soy y estoy llamado a ser, una criatura de amor. Me intereso en que cada sentimiento mío sea expresión de amor.
"Ama y haz lo que quieras", dice S. Agustín. Trabajo con amor, oro con amor. Cada sentimiento mío es expresión de amor, que es unidad de dos, de mí conmigo, con los demás, con el cosmos y con Dios. Mi oración es ejercicio de amor.
"¡Qué bien se casan estos campeadores / el pie que vence y el entendimiento; / el recio corazón con qué contento / piensa en mayo brotado de dolores!".
Leo con atención estos versos de Juan Ramón Jiménez , poeta exquisito. ¿Qué sentimientos brotaban de su corazón al escribirlos? Gozo, contento, regocijo, alegría, felicidad. Me embeleso repitiéndolos. Ordeno las palabras en formas diferentes. Cuido su cadencia, su secreta musicalidad. Mi mirada se pierde en el horizonte infinito del paraíso.
Mis sentimientos son mis modos de reaccionar ante los acontecimientos adversos o prósperos. Por eso me digo en silencio: "claro está que siempre es vano el conturbarse, pues nunca sirve para provecho alguno".
Sentimiento viene de sentir, reaccionar ante un estímulo. Mi reacción es mi sentimiento. Cultivo mis reacciones para que expresen lo que soy, un ser de amor. "En todo, antes nos hemos de alegrar que turbar por no perder la tranquilidad y prosperidad".
Siento, luego existo. Soy lo que siento, siento lo que soy. "Mi amor es mi peso, él me lleva adondequiera que voy" (S. Agustín). El amor me hace imagen y semejanza del ser divino.
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