Día de brujas, halloween, previo al de los muertos que celebran los cristianos. Recuerdos de fantasmas, espantos, apariciones, disfraces aterradores e historias que se repiten en reuniones y pasan de un sitio a otro, de persona a persona con una que otra variación.
El taxista que recogió a una joven y al devolver a su residencia el suéter que usaba ella había muerto hacía muchos años. Y le pasó a alguien en Medellín, también en Bogotá y Cali y en Nueva York.
Casas encantadas, cazadores de fantasmas y los médium que se comunican con "el más allá". Al niño que hace travesuras le dicen que vendrá el "coco" y lo asustará.
Una encuesta reveló que el 47 por ciento de los norteamericanos cree en fantasmas. En ellos cree el 25% de los británicos y en nuestro medio aunque no se conocen encuestas las creencias se reflejan en infinidad de conversaciones diarias, no pocas de ellas bajo la influencia de películas en cartelera o nuevos libros.
Evidencias
Pero, a la luz de la ciencia ¿existen los fantasmas y otros fenómenos paranormales?
Hasta ahora no hay una sola evidencia sólida de su existencia, ni de comunicaciones con el otro mundo como tampoco de vida después de la muerte, algo de lo que, curiosamente, se valen los muchos que creen en esos fenómenos: no significa que no existan.
Parece, como sugiere Chris French, líder de la Unidad de Investigación en Sicología Anomalística de la Universidad de Londres, que la creencia en esos eventos atribuidos a fuerzas no conocidas fuera algo propio de la condición humana.
Desde la Biblia hasta grandes obras de la literatura hablan de fantasmas. Se dice que Plinio el joven fue el primero, en el siglo uno antes de Cristo, en relatar en una de sus obras la historia de un viejo barbado y su casa encantada.
La sicología anomalística, una rama algo nueva de esta disciplina, adquiere cada vez más reconocimiento en las universidades, aunque es vista aún con recelo por algunos académicos.
Es el estudio de fenómenos extraordinarios de comportamiento y experiencias, incluyendo, aunque no restringida, lo que se denomina paranormal: trata de entender las experiencias inusuales que muchas personas tienen sin asumir a priori que hay algo paranormal involucrado.
En la primera mitad del siglo pasado, a uno de los machos machos que había en Medellín sus amigos lo retaron a que entrara en el cementerio de San Pedro a medianoche y a las 12 clavara un clavo en una lápida. Al ver que no salía, fueron a ver y lo encontraron desmayado. Al despertar dijo que el espíritu lo había jalado. En verdad había clavado sin notar la punta de su ruana en la lápida.
En la ciudad aún hablan de la Dama de la Aguacatala que aparece por la Gruta de la Virgen y del italiano sin cabeza del sótano del Teatro Pablo Tobón Uribe. Y en la Casa Barrientos, en La Playa, los espíritus de los antiguos habitantes andan sueltos dicen "quienes los han sentido".
La idea de que los muertos permanecen con nosotros como espíritu es antiquísima, originada posiblemente en el antiguo Egipto.
Esto, a muchos, les tranquiliza, escribió Benjamin Radford, columnista de LiveScience con Bad Science y autor de libros sobre los temas paranormales. "¿Quién no quisiera creer que los seres queridos que murieron permanecerán junto a nosotros en los momentos de necesidad?"
La mayoría cree en fantasmas por experiencia personal: han visto o sentido una presencia inexplicada. Es distinto a la evidencia científica, recordó el investigador.
De Albert Einstein y sus teorías proviene una de las bases más sólidas para defender la existencia de fantasmas y la muerte más allá de la vida.
Si la energía no puede ser creada ni destruida sino que se transforma, ¿qué pasa con nuestra energía al morir?
Radford lo explicó: no se transforma en fantasmas. Va al ambiente en forma de calor y transferida a los animales que nos comen o las plantas que nos absorben. No hay energía corporal que sobreviva a la muerte y sea detectada por los dispositivos de los cazadores de fantasmas.
Son varias las preguntas no resueltas por los defensores de esos sucesos "paranormales":
¿Si los espantos pasan a través de los objetos, cómo pueden moverlos, interactuar con ellos y producir ruidos? Si son almas humanas ¿por qué muchos aparecen con vestidos? Los espíritus que se comunican ¿por qué no esclarecen sus crímenes o alertan sobre algo?
Ningún dispositivo para detectar fantasmas los ha visto. Y los poltergeists, espíritus que se dice lanzan objetos o los mueven, muy aprovechados en las películas de terror y que al parecer vienen de los años 1600 y luego fueron relacionados con Satanás, nunca han sido captados por una cámara.
Desde hace 130 años, afirmó French, los parasicólogos han investigado esos fenómenos y no han entregado conclusiones científicas.
Algunos sostienen que no hay tecnología para detectarlos, ¿entonces cómo aparecen? Para French muchos fenómenos paranormales se explican por términos no paranormales: la sicología. Alucinaciones, sugestión, falsas memorias y razonamiento preconcebido, entre otros, son parte de la respuesta.
Hoy la evidencia de fantasmas no es mejor que hace un año, dos, tres o diez siglos, aunque el censo de fantasmas antioqueños que hizo en 2010 la Funeraria Betancur contó 215.
Y hoy, noche de halloween, día de las brujas, resurgirán de las tinieblas en los disfraces que niños y adultos vestirán para recordar que desde sus orígenes el ser humano no puede vivir sin espantos.
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