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Los apasionados palpitan por Medellín

HACEN PARTE DEL grupo de voluntarios Apasionados por Medellín, que aunque nació con funcionarios de la Alcaldía, hoy reúne a personas de varias edades y profesiones.

  • Los apasionados palpitan por Medellín | Jaime Pérez | Apasionados por Medellín es un programa de voluntariado de la Alcaldía, del que hacen parte 500 hombres y mujeres desde los 18 hasta los 65 años, de diferentes entidades, profesiones y oficios. Algunos trabajan en la administración, pero la mayoría son ciudadanos que quisieron sumarse por ese cariño que sienten por la ciudad. Se distinguen por sus camisetas amarillas.
    Los apasionados palpitan por Medellín | Jaime Pérez | Apasionados por Medellín es un programa de voluntariado de la Alcaldía, del que hacen parte 500 hombres y mujeres desde los 18 hasta los 65 años, de diferentes entidades, profesiones y oficios. Algunos trabajan en la administración, pero la mayoría son ciudadanos que quisieron sumarse por ese cariño que sienten por la ciudad. Se distinguen por sus camisetas amarillas.
05 de junio de 2010
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Dicen que se les nota en los ojos que viven contentos, que son pilosos y que sienten la ciudad, no solo desde el corazón sino más allá, desde el alma.

Van llegando a la Plaza de las Luces, a eso de las 12:30 del medio día, algunos "carreriados" porque aprovecharon el hueco del almuerzo para salir de la oficina, así como lo hacen en algunas ocasiones para cumplir con su labor de voluntariado.

Se saludan con besos y abrazos, como si hace días no se vieran, aunque no es así. Se quitan las gafas oscuras y, en efecto, se notan esas miradas que sonríen.

Por sus camisetas se distinguen, son los Apasionados por Medellín, una mancha amarilla que se mueve por las calles de la ciudad, un grupo de voluntarios que comenzó con unos 100 funcionarios de la Alcaldía.

Hoy reúne a 500 personas, entre los 18 y los 65 años, empleadas de entidades públicas y privadas o independientes, de varias profesiones y oficios, incluso de otros municipios.

Se sientan en el suelo como si estuvieran en un sitio familiar, del que ya se apropiaron, como ya lo hicieron de tantos espacios que les gustan como el Jardín Botánico, los parques biblioteca, los museos, los cerros tutelares y los corregimientos que les hacen vivir esos caminos rurales que renuevan el aire.

De esos lugares les encanta que tienen puertas abiertas y son accesibles para todos los que se atrevan a darles otra mirada, una más esperanzadora.

María Uribe Posada, la coordinadora de este programa de voluntariado que se inscribe en la Secretaría de Cultura Ciudadana, dice que los mueve "una llama encendida", un amor por este territorio, y que asumen su labor como un compromiso serio.

Obvio, que también pasan "muy rico", porque son amigos y todo "lo que hacemos es una bacanería y lo enfrentamos con un ánimo increíble", afirma Zulma Botero Rivera, secretaria auxiliar contable.

Su propósito es fortalecer la solidaridad y el sentido de pertenencia a través de un servicio por el que no esperan nada a cambio, solo aportar al desarrollo.

Son anfitriones que hacen sentir como en su casa a los que vienen de afuera, incluso a los mismos habitantes que no se percatan de lo que cada esquina les ofrece. Son vigías que promueven el encuentro en espacios públicos y le brindan a la ciudadanía atención con calidez e información actualizada.

Recorren y estudian sobre Medellín, conocen los espacios, programas y oportunidades para multiplicar esos datos en la comunidad; y, sobre todo, como cuenta Zulma, lo que hacen es contagiar su pasión.



Con un sentido
Esta idea comenzó con un piloto en 2007 con servidores de la Alcaldía y, en 2008, se hizo una convocatoria a la ciudadanía en general, a la que se inscribieron 300 voluntarios. Más recientemente, llegaron 100 más del equipo que colaboró en los pasados Juegos Suramericanos.

Daniel Toro, estudia Hotelería y Turismo y está próximo a graduarse. Cree que estar en esta agrupación les da una perspectiva de la ciudad muy diferente. "Se trata de que vos empecés a abrir la mente y no solo quedarte en el círculo en el que uno vive".

Para ejercer bien su labor, se han capacitado en varias áreas. Él resalta lo que le enseñaron sobre emergencias médicas y experiencias como las que le han permitido acercarse a niños en situación de calle y aprender el verdadero valor de la palabra diversidad.

"He hecho nuevas amistades y relaciones que me han ayudado en la carrera y en lo personal, para seguir avanzando y conectarme con el municipio".

Trabajan en 18 áreas de servicio, en las que aportan, aclara María Uribe, las experiencias y capacidades profesionales de cada uno.

Ellos invitan a la gente a pasar la calle por la cebra, a hacer uso responsable de la línea de atención 123, difunden mensajes de educación ciudadana y ayudan a que se practiquen esos trucos para vivir "bueno".

Pero, también, cumplen una labor de apoyo a programas y proyectos de la Alcaldía. Por ejemplo, los abogados, sicólogos, pedagogos y sociólogos asesoran a familias de los programas Buen Comienzo y Medellín Solidaria.

Los administradores de empresas y economistas ayudan a fortalecer ideas de negocio a microempresarios de los Centros de Desarrollo Empresarial Zonal (Cedezo).

Y hay más: son capaces de hacer guianzas turísticas en inglés, francés, italiano y portugués, y hasta en lenguaje de señas.

Alba Luz Muñoz está jubilada y hace recorridos en inglés para los extranjeros.

"De la ciudad les digo que vean la otra imagen, especialmente a algunos que llegan con tanto miedo y después quedan fascinados. Para mí es de lo más gratificante, cuando se despiden y que ya no se quieren ir".

Acompañan a la gente en eventos como la Fiesta del Libro y la Cultura, el Festival Altavoz, la Feria de las Flores, y en jornadas de tipo académico o lúdico.

El debut de Beatriz Mejía, que trabajada independiente en el negocio de las artesanías, fue en la Fiesta del Libro, pero recuerda especialmente la inauguración de los Suramericanos, en los que desempeñó varias funciones. "Eso fue mucha emoción. Es experimentar a Medellín desde adentro, aportar para que todo salga bien".

A Margarita Mesa, contadora, no se le olvida una actividad que apoyaron en el sector de La Aurora, porque ese día, más de 20 niñas le hicieron fila para que las peinara con trenzas en macramé.

"Trabajo tiempo completo, pero uno saca los momentos para estar, porque con los Apasionados he aprendido mucho".

Ese querer y trabajar por Medellín no es solo para los que viven en ella. Elkin Montoya, empleado, reside en Caldas pero está convencido de la idea, porque este "es un cuento de todos".

Los Apasionados, coinciden, tienen buen genio, recorren las calles, descubren la noche y comparten con los demás. Lo único que les escandaliza, complementa María, es la violencia, la injusticia y la indiferencia, nunca la diversidad, porque es la riqueza del territorio.

Ellos mismos son diferentes, pero comparten esa pasión que mueve sus acciones, esa mirada sonriente y ese lazo que se exterioriza con una camiseta amarilla. Medellín es su motivo.

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