Usted las vio en la casa de los abuelos quienes disfrutaban mucho de ellas y su arrullo. Descansaban con cada vaivén de esta silla que se convirtió en un verdadero ícono del pasado y que nos llenó de bellos recuerdos.
La mecedora, ese mueble de tradición, fue la inspiración para que 75 estudiantes de Eafit propusieran 23 prototipos de sillas que "oxigenaran" ese patrimonio familiar.
Los muchachos pertenecen a la materia Proyecto Dos del programa de Ingeniería de Diseño, quienes para poner en juego su creatividad, cumplieron cuatro condiciones: materiales corrientes, un presupuesto máximo de 300 mil pesos, una silla de descanso y... movimiento en ella.
Según el profesor Luis Fernando Patiño, este tipo de proyectos oxigenan el mobiliario porque las sillas que existen hoy en el mercado son importadas y de diseñadores que las crearon hace 70 u 80 años.
"La idea es que los estudiantes entiendan cómo llevar un proceso de diseño hasta llegar a lo que puede estar más cerca de un producto, que luego ellos puedan reproducir", dijo el docente.
Los materiales que los creativos usaron fueron, entre otros, bambú, espuma de poliuretano, MDF, corcho, tubería de acero, cordón de PVC, neumáticos, cierres y triplex.
Talento, ideas y una forma distinta de ver el mundo, hay de sobra. Por eso, esta muestra es una semilla de lo que podría ser el comienzo de nuevas empresas, de emprendimientos. Esto debido a que son creaciones con sello propio, diseños diferentes que es lo que buscan los compradores: una silla de autor.
El paso siguiente
¿Qué faltaría para dar el salto a la producción masiva de estas creaciones? Según Patiño "hay que entender el proceso de la manufactura dentro de una empresa: qué cosas se pueden hacer y qué no porque aquí hay muchas sillas que como concepto son maravillosas, pero para producirlas en serie, tendrían que ser limitadas porque saldrían muy costosas. Como también hay otras que ya están listas".
A lo anterior, habría que sumarle un mejoramiento en el diseño del detalle: dimensiones, ensamble y ajustes.
Según el docente Santiago Gil, en un futuro cuando se consolide la fusión empresa-Estado-universidad ojalá "se pueda realizar este tipo de proyectos para que la empresa vea el potencial de los creativos que están hoy en la ciudad".
Ah... y faltaba la última condición del ejercicio creativo: que las sillas fueran ergonómicas... como la mecedora. Así, posiblemente, estas sillas también podrían convertirse en íconos mobiliarios y llenar de recuerdos a las futuras generaciones.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6