- La escolaridad es de solo 4,6 años cursados entre las gentes del campo.
- De 100 niños que comienzan escuela en zona rural, siete terminan grado 11.
Con lo que recojan comprará materiales para que los estudiantes de su curso, en la Institución Educativa Rural La Piñuela, puedan trabajar bien en clase.
Cerca del 37 por ciento, unos 65 millones de personas, de los pobres de América Latina y el Caribe, viven en áreas rurales,
Un informe de Hugo López, de la Misión contra la Pobreza contaba a 2005, 8 millones de pobres en las zonas rurales del país y 3,2 millones más en la indigencia.
Los más pobres tienen más hijos y un mayor analfabetismo. Aunque han aumentado los años de escolaridad, subsiste la brecha entre pobres y no pobres, más notoria en la zona rural.
El balance de los Objetivos del Milenio de la ONU de agosto pasado hablaba de una disminución en el número de pobres, pero de un aumento en las desigualdades. En esta región el 20 por ciento de la población más pobre presenta únicamente un 3 por ciento del consumo nacional, cifra avalada para el país por el Banco Mundial.
Mejorar los logros de los estudiantes pobres es esencial para mejorar los prospectos individuales de alcanzar un mejor nivel de vida, expresaba el organismo en su informe Una ventana de oportunidad.
En los últimos diez años el grado de escolaridad de los colombianos pasó de 6,4 años a 7,6 en 2003, pero su distribución es inequitativa: 8,6 en el sector urbano y de tan solo 4,6 años en el rural.
El estudio de Felipe Barrera y Camilo Rodríguez establece que cada 9 años de políticas educativas sube un año la escolaridad. Un ritmo lento.
El índice de analfabetismo rural es del 17,5 por ciento. De cada 100 habitantes del campo, casi 18 no saben leer ni escribir.
Pero que el niño comience a estudiar, no significa que finalice. De hecho, en el primer grado de la primaria existe una deserción alta. La tasa nacional de abandono escolar es del 5,2 por ciento en zonas urbanas y del 7,1 en las rurales. De casi seis en Antioquia.
En 2003, 580.000 niños y jóvenes abandonaron la escuela antes de terminar el año. Con base en un costo fiscal de 385 dólares por estudiante, significa una pérdida de 200 millones de dólares al año.
Mauricio Perfetti, director del Centro de Estudios Regionales Cafeteros y Empresariales, en su estudio sobre la situación educativa de las zonas rurales, mostró que de 100 estudiantes que se matriculan en primero de primaria en zona rural, solo 35 terminan el ciclo y poco menos de la mitad, 16, inician la secundaria. De estos, apenas 8 completan el noveno grado y 7 culminan el ciclo completo de educación básica.
En este sector, el 10 por ciento de los niños de 7 a 11 años se queda sin estudiar. Porcentaje cuatro veces mayor para los de 12 a 17 años.
El Anuario Estadístico de Antioquia muestra que en 2005, en el sector preescolar rural se matricularon 16.867 pequeños. En primaria, 196.211, de ellos 51.000 en primero y 28.686 en quinto. La secundaria la comenzaron 61.054, 21.212 en sexto y 9.818 en noveno.
En el grado once apenas 5.094 iniciaron el año.
Cindy (*) terminará este año 11 en una institución rural del oriente. No olvida que su sueño fue pasar a la Universidad de Antioquia.
Sabe que no tiene dinero para eso. Es consciente de que lo mejor que puede hacer es continuar trabajando como mesera, los fines de semana, en un restaurante cerca a su institución. Su hermano también tiene empleo allí. Con los 80.000 pesos a la semana entre los dos, constituyen la única fuente de ingresos seguros de su familia.
El Banco Mundial, en su Informe de la Juventud 2007, recuerda que el mundo globalizado exige hoy trabajadores cada vez más especializados, no bastando con una formación hasta cierto punto y edad.
El estudio de Hugo López indica el aumento de un año de escolaridad del jefe del hogar reduce la pobreza en 7 puntos.
A más escolaridad, más ingresos, se infiere del informe de Jaime Tenjo Galarza y colegas Algunos aspectos de funcionamiento del mercado laboral en el sector rural, 2007. En este sector, el quintil más rico tiene en promedio un año más de educación formal que el cuarto quintil y 2,5 más que el 20 por ciento más pobre
Con una asistencia a las aulas del 72,8 por ciento en la población de 5 a 17 años en la zona rural, quizás la meta más difícil de alcanzar, recuerda el Banco Mundial, es una mejora importante en la calidad.
Los docentes de Piedras Blancas hacen rifas pro sala de computadores. Carlos Elkin Arias, rector de la Institución Rural de La Piñuela, cuenta que la rifa de un computador, para hacer un dinero con miras a la ampliación de la sede, se la ganó el padre de Cocorná.
"Ahora que se fueron los paras, comenzamos a notar un desabastecimiento en la institución", dice en voz baja uno de los docentes de la Institución Rural La Danta.
Desde hace menos de 10 años comenzó a desarrollarse el Programa de Educación Rural del Ministerio de Educación, que a 2005 llegaba a tan solo 130.000 alumnos (sin contar los nuevos de Escuela Nueva).
En las pruebas Saber 97-99, recuerda Perfetti, que exalta las nuevas modalidades de educación, las escuelas rurales se comportaron mejor en matemáticas, pero no en lenguaje. Los de secundaria tuvieron el peor desempeño.
Un estudio de Ana Lucía Hincapié en 2004 alertaba porque los logros relativamente superiores de las escuelas rurales antioqueñas en aquellas pruebas, se estaban perdiendo en 2002 en el grado 5 y mucho más en los de la secundaria, por lo que insinuaba ensayar con otros métodos.
La clasificación de los colegios en los Icfes de este año, indica que en el nivel Alto solo se clasifican algunas instituciones rurales. En el nivel Bajo hay casi 70 de un total de 313, más del 20 por ciento pese a que estas instituciones son pocas.
En el Inferior se situaron al menos 30 de áreas rurales, contando corregimientos.
La Institución Educativa Rural de San Miguel, en Sonsón, fue una de ellas. Su rectora, Luz Nelcy Hernández, es consciente, pero dice que poco puede hacer para mejorar: "Es muy difícil el rendimiento cuando los profesores van y vienen. Uno se retiró en marzo y su remplazo llegó en julio".
El informe de Barrera y Domínguez cita que la rentabilidad educativa en Colombia es del 12 al 15 por ciento, según Sarmiento y Casas.
La deuda con la educación rural no se ha saldado.
Situación rural
La indiferencia hacia las poblaciones rurales es resultado del arraigado sesgo urbano observado entre los políticos y los organismos normativos. Los pueblos rurales no tienen voz en las decisiones, dice Lavinia Gasperini, de la sede principal de la FAO.
Colombia, según el reporte del Banco Mundial de hace un mes es un país urbanizado.
Los habitantes de las zonas rurales viven en promedio cerca de dos años menos que los de la zona urbana, pero la tasa de fecundidad es el doble de la urbana.
El ingreso per cápita urbano es más de dos veces superior. Según Lora y Herreras, los ingresos reales de los hogares urbanos aumentaron 11 por ciento a comienzos de los 90, los de los rurales disminuyeron 5 por ciento. Los ingresos laborales por persona en área rural son inferiores al urbano. El 81,4 de los no asalariados ganan menos del mínimo, también un 48,4 por ciento de los asalariados. Todo esto, mientras una familia debe gastar 111.193 pesos anuales por un hijo en preescolar, 95.390 en la primaria y 160.359 en secundaria, a la vez que los gastos mensuales son de 10.750, 9.181 y 19.215 respectivamente según el estudio Educación Básica en Colombia, de F. Barrera y C.
Domínguez.