La violencia crece entre los asistentes al fútbol en el país. Batallas campales de las barras en los barrios y predios contiguos a los estadios. Ataques a buses de los hinchas que viajan a ver sus equipos en otras ciudades.
Anteayer murió blanco de las balas el joven Juan David Atehortúa, de 21 años. Un desconocido abrió fuego contra el bus en el que regresaban hinchas del Once Caldas, equipo que había perdido con Nacional.
Lo más trágico es que los fanáticos ya emplean armas de fuego y las disparan contra grupos de seguidores. Una vergüenza y todo un dolor de cabeza para la gente del fútbol y para las autoridades de gobierno y policía. Cómo nos duele que un muchacho en la flor de la vida muera así.
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