Era un enorme depredador marino, de cuello corto y cabeza grande, con abundantes dientes cónicos y puntiagudos.
No era un dinosaurio sino un miembro de la familia Pliosauridae, dijo a El Colombiano María Eurídice Páramo, investigadora de la Universidad Nacional.
Tenía "cuerpo hidrodinámico robusto y la cola corta. Los miembros eran aletas relativamente grandes comparadas con el tamaño del cuerpo".
Este animal gigante vivía en un ambiente marino rico en animales en la masa de agua, pero sin desarrollo de vida en el fondo. No había arrecifes coralinos. Fue el gran depredador de su tiempo.
En esa época vivieron en la zona otros animales "de la familia Plesiosauridae, que eran sus parientes cercanos, pero de cuello largo y cabeza pequeña. También hubo grandes tortugas marinas y otros reptiles marinos, un poco más pequeños, los ictiosaurios".
Los restos se hallaron al estudiar el terreno por donde pasaría una tubería de Ecopetrol, petición de la Alcaldía sabido que la zona es rica en fósiles.
En Villa de Leyva se ha encontrado una variedad de animales prehistóricos, algunos puestos hoy en el Museo El Fósil, otros en el Museo Paleontológico de la Nacional en esa población, en cuyas faldas cercanas es posible encontrar aún amonitas, vestigios de aquel pasado remoto.
"Se encontraron en rocas del Período Cretácico (de la era Mesozoica). La edad más precisa de estas rocas se ha establecido como Barremiano-Aptiano que corresponde a un tiempo comprendido entre 130 y 110 millones de años atrás".
Del pliosáurido se recuperó la parte posterior del esqueleto: la porción posterior de la columna vertebral, las dos aletas posteriores y algunos huesos de carera y cola.
Tras un proceso de 20 meses, el ejemplar se puede ver en el museo paleontológico.
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