En la mayoría de las horas del día, el dial de mi radio permanece en la frecuencia 92.4 de Radio Bolivariana. Desde el inicio de mi Licenciatura en esa universidad en 1969 tuve amor a primera oída con esa emisora que ofrecía ya una variada programación cultural.
De su agenda procuro no perderme "Efemérides del día". Se presenta como el programa del maestro Rodolfo Pérez González, a quien considero autoridad de la cultura musical en nuestra ciudad y el país. Disfruto la forma amena y documentada como presenta las efemérides musicales con anécdotas cargadas de fina ironía y humor, que dan cuenta no solo de sus conocimientos musicales, sino de un espectro amplio de la historia.
Pero ha habido un lapsus de rigor periodístico desde el comienzo de esos magníficos programas que no debe pasar inadvertido, y valdría la pena remediar: no dar el crédito al presentador, quien, más que este rol, teje con soltura, autoridad y alto nivel de cultura musical las brillantes intervenciones del maestro. Seguramente, la responsabilidad de la omisión es suya; por su característica sencillez no registró su nombre como conversador.
Ese presentador es Humberto Mesa Rojas, a quien, como director durante cuarenta años, le tocó vivir los momentos más difíciles de este medio radial, y anclar los mojones de lo que hoy es Radio Bolivariana, un orgullo no solo para la ciudad. Habiendo recibido precarias instalaciones, escasos recursos técnicos y una insipiente discografía, durante su gestión se amplió la emisión de siete a veinticuatro horas, se logró la renovación total de los equipos, la ampliación de potencia de los transmisores, la articulación con la TV, la Red y el Metro de Medellín, la reinstalación de la emisora en el campus universitario, y las retransmisiones vía satélite con la BBC de Londres, Radio Nederland, Voz de América y Radio Vaticano, hasta conseguir el primer lugar de rating de las emisoras culturales.
Es indudable el papel que ha desempeñado Radio Bolivariana en la difusión de la cultura local, nacional y mundial, en la reflexión sobre los problemas del país, los avances de la ciencia, la información objetiva e independiente. No tengo la menor duda de que en gran parte esto se debe al sello que logró imprimirle su director. Por eso pienso que, sobradamente, merecería un Honoris Causa como comunicador de la UPB. Su emisora fue desde su tiempo una escuela para los practicantes de esa facultad.
La persistencia del programa "Efemérides del día" es, por supuesto, un homenaje para el maestro Rodolfo Pérez. Pero intuyo que es también un reconocimiento de la emisora a quien fue su director desde el año 1967 hasta el 2006; y posiblemente sea una deferencia con los fieles oyentes que antojamos a las nuevas generaciones para que disfruten de la calidad de su propuesta radial.
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