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El Nobel de Medicina y las células madre

  • El Nobel de Medicina y las células madre
10 de diciembre de 2012
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Shinya Yamanaka recibió ayer en Estocolmo el premio Nobel de Medicina. Este médico japonés descubrió en el año 2006, que era posible transformar células maduras de tejidos adultos, en células pluripotentes. Estas han recibido el nombre de iPSCells (células madre pluri-potenciales inducidas) o las células de Yamanaka.

Este descubrimiento, que ha roto muchos paradigmas en el mundo de la medicina, demuestra que las células adultas pueden retroceder a su estado embrionario y adoptar las características de una célula madre, que consisten en la capacidad para desarrollarse en distintos tejidos del organismo, depende de donde sean implantadas.

En un principio se pensaba que las células madre solo podrían extraerse de los embriones humanos, pero la regeneración de tejidos con células madre embrionarias produjo, en muchas ocasiones, tumores y el rechazo del organismo por tratarse de células distintas a las del propio cuerpo. Esto dio paso a la alternativa de la clonación terapéutica y recibir tratamientos con los embriones del propio paciente clonado, lo que, como sabemos, ha traído enormes conflictos éticos por tratarse de la eliminación de cientos de vidas humanas para este procedimiento, como si se tratara de puñados de células sin vida propia.

“Él (Yamanaka), marca un hito que es: racionalidad, conocimientos previos y, como punto de partida, nunca utilizar un embrión ni tampoco óvulos humanos para clonar”, dijo ayer en una entrevista la doctora Natalia López Moratalla, docente de la universidad de Navarra en España.

En el año 2002 se descubrió que las células madre también podrían extraerse del cordón umbilical, la placenta o el líquido amniótico, que podrían congelarse una vez la mujer diera a luz, pero estos procedimientos tenían costos muy altos. Las células madre también están presentes en la médula ósea pero no se multiplican fácilmente y su extracción se hace bien complicada.

“Ante estas dificultades, no se puede recurrir a la solución fácil que significaría la producción y escala de embriones humanos para obtener células estaminales”, decía hace nueve años en un artículo el médico Luis Raez, quien aseguraba que era necesario seguir investigando para encontrar otras vías para obtener células madre como la que halló el nuevo Nobel de Medicina.

Bien por Yamanaka, quien confesó el año pasado que lo que le motivó a empezar esta investigación fue el ver a sus hijas crecer y recordar que "cualquier ovocito fecundado puede desarrollarse y convertirse en un ser humano" y negarse por ello mismo a matar embriones para extraer de allí las células madre.

Hoy, con el descubrimiento y posterior reconocimiento de Yamanaka, vemos las maravillas que pueden lograrse con estudios bien encaminados que no implican sacrificios de vidas humanas. Cuando la ciencia está al servicio del hombre y no al revés.

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