A lo largo de la historia, el brasier, o sostén, no solo ha sido una prenda íntima por excelencia de las mujeres, sino que se ha convertido en un aliado a la hora de alcanzar los objetivos que cada una se propone, desde seducir a la pareja, hasta poder desarrollar con comodidad sus actividades.
Este año el brasier cumple cien años de haberse patentado por Mary Phelps Jacob en 1914, como una prenda íntima oficial para las mujeres. Hoy se encuentran en variados diseños y tallas, pero su historia nos remonta a épocas donde la lucha por la igualdad hizo que su significado cambiara desde un símbolo de libertad, hasta un objeto de opresión femenina.
William Cruz Bermeo, docente de las materias Historia del Vestuario y la Moda y Estilos Vestimentarios de Siglo XX, de la facultad de Diseño de Vestuario de la Universidad Pontificia Bolivariana, resalta a grandes rasgos los inicios de esta prenda femenina.
"Cuando el primer sostén se patentó, respondía a una necesidad de comodidad. A esto se le suma el inicio de la Primera Guerra Mundial, época en la que las mujeres tuvieron que empezar a trabajar y por ende tuvieron que implementar prendas que les generaba libertad de movimiento y les permitía un mejor desempeño, no solo en sus labores industriales, sino también deportivas".
Cruz describe el proceso que sufrió el brasier en cuanto a forma y significado, siendo un elemento de igualdad en su inicio, pasando por su estigmatización en los 70 y convirtiéndose en un elemento fundamental en la actualidad para la mujer.
"Esta prenda inició siendo, en la década de los 20, un elemento que le permitió a la mujer un desempeño laboral, pero su función era oprimir el busto para reflejar una imagen de igualdad con el género masculino. Luego, en los 50, adquirió un significado aún más femenino, pero sesgado a la función de resaltar los atributos de la mujer con estructuras rígidas, que más tarde en los 70, fueron satanizadas por movimientos feministas como signos de opresión. Hoy es una prenda de elección que logra unir la funcionalidad y la comodidad para la mujer contemporánea, que además de trabajar, es libre de tomar sus propias decisiones y no tiene problema en apropiarse de su cuerpo y usar un brasier como prenda exterior, o incluso prescindir de ella".
Esencia femenina
Para Ana Patricia Urrea, directora de diseño de Elipse, el sostén no solo cumple la función de sujetar el busto de la mujer, sino que contribuye a que ellas cumplan sus propios sueños.
"Cuando una mujer busca un sostén, no solo está pensando en la necesidad de tenerlo, sino que está enfocada en el objetivo que quiere lograr con él. Si quiere sentirse cómoda en el ejercicio busca uno en específico, si quiere sentirse segura en su trabajo busca otro, si su meta es tener una buena impresión con su pareja la elección es diferente; esta prenda ayuda a realizar los sueños de cada mujer".
Por otro lado, el editor de moda, Gerson Aguilar, reconoce al brasier como un aliado para toda mujer. "Antes se trataba de una cuestión funcional, hoy esta prenda trasciende a un look exterior. Se empieza a jugar con insumos y detalles para que la mujer use el brasier con una blusa o blazer y tenga protagonismo".
Gerson también afirma que la elección de esta prenda es una de las más exigentes a la hora de adquirir ropa. "Es como conseguir un novio. Las prendas interiores no se devuelven ni se pueden probar en la tienda, entonces cada chica se concentra mucho en los detalles y eso determina su compra".
Tanto Ana como Gerson están de acuerdo en que lo primordial a la hora de conseguir un brasier es el gusto por el, que realmente sea el que se quiere y el que se va a usar. "La pasión es lo que debe importar cuando se vaya a buscar un sostén. Ahora, este no viene solo, el panti también es protagonista porque la mayoría de mujeres buscan un conjunto. En conclusión, cuando una mujer está cómoda en su interior, lo refleja en su exterior, y qué mejor que sea a través de un buen sostén", comenta Ana.
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