"A uno no lo pueden obligar a hacerse la prueba". Eso dicen de manera irresponsable aquellos que creen que se las saben todas, pero en el fondo, demuestran su ignorancia.
El procedimiento, explica el subsecretario de Control de la Secretaría de Transporte y Tránsito de Medellín, Carlos Andrés Pérez, empieza con el requerimiento de un agente de tránsito a un conductor, y éste debe entregar los documentos de licencia, soat, revisión técnico mecánica. Una vez se le hace el requerimiento siempre hay prueba de alcolhemia.
En Medellín, el examen con el alcosensor se realiza por parte de personal del laboratorio de toxicología con que cuenta la Secretaría, acatando así la norma que, como señala Evelio Orozco, del Fondo de Prevención Vial, obliga a que este tipo de pruebas se realice por parte de personal capacitado y certificado por parte del Instituto de Medicina Legal.
El alcosensor arroja un documento que registra exactamente si existe embriaguez o no.
¿Y si me niego?
No es tan fácil evadir el control. "Ante la no aceptación por parte de la persona de una prueba de este tipo, el profesional de la salud puede hacerle un examen técnico visual y este puede determinar si está embriagado o no". Además, el resultado de este examen es inobjetable para las autoridades.
Cuando la prueba con el alcosensor es positiva, debe hacerse una segunda prueba de ratificación.
Si los resultados tienen una diferencia grande, se hace de nuevo el procedimiento con otro equipo. Es decir, no hay forma de evitar la prueba.
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