Fue como un partido de viejas glorias del fútbol, treinta años después de haber sido los máximos goleadores del periodismo colombiano. En la cancha, tres estrellas del pasado hablando de su mejor época en el oficio más bello del mundo. En las tribunas, muchos de los periodistas jóvenes dedicados a la investigación.
Para Alberto Donadio, una de las estrellas, fue como un encuentro de dinosaurios hablando de casos de corrupción política y económica que casi nadie entiende ni recuerda: pecados veniales de hace 25 años que hoy ya no harían sonrojar a ningún político o funcionario del gobierno y cuya comparación con los pecados mortales del presente produce risa.
Para Daniel Samper, otra estrella, fue un reencuentro de amigos para hablar de un momento brillante del periodismo investigativo y pensar en su presente y su futuro. Con el mismo buen humor de "Reloj", su antigua columna de El Tiempo , hizo un recuento del trabajo de la Unidad Investigativa de ese periódico que publicó durante unos 12 años más de 300 artículos sobre temas tan diversos como los desastres ecológicos, las irregularidades en la contratación de grandes obras públicas, el contrabando de fauna, los autopréstamos de los dueños de los bancos, las corruptelas en el Senado, los negociados de los políticos en las regiones, su copamiento ilegal del poder estatal y sus manejos dolosos de los dineros públicos. Samper estuvo todo el tiempo lamentándose del partido del Barcelona que no pudo ver por estar en un encuentro sobre periodismo, como si todavía creyera que es el número diez del Santafé, a pesar de que ya está en el sexto piso.
Gerardo Reyes, la estrella más joven, estaba cansado de viajar. Es lógico: de los tres, es el que más trabaja, y venía de un país de Suramérica de entregar un premio de periodismo investigativo. Los viejos amigos que lo saludaron le preguntaban qué había pasado con su melena de cantante al estilo de Art Garfunkel después de ver proyectada en el auditorio la foto de los tres, hace treinta años, como si fueran los músicos de una banda de rock desaparecida.
Yo miraba en el escenario, de este lado, las cabelleras grises y blancas y las melenas devastadas de gente como ellos que han hecho historia en el periodismo, y del otro, cabelleras negras de estudiantes, ciudadanos preocupados por el futuro de su país, académicos y periodistas jóvenes de distintas regiones, ávidos de escuchar a los maestros. Para mí fue un momento feliz: vernos las caras, estrecharnos las manos y hablar. Un momento lleno de verdades sobre el oficio de buscar la verdad y decirla en un país con una historia tan compleja de corrupción, de intolerancia, de unanimismo y de guerra donde tantos compañeros de este oficio han muerto, o han tenido que elegir el exilio o han sido condenados al silencio por el resto de sus vidas.
El encuentro fue organizado por el Consejo de Redacción, una entidad de periodistas que apoyan el periodismo de investigación. Los temas no sólo giraron alrededor del pasado glorioso de la Unidad Investigativa de El Tiempo creada por Samper y Donadio en 1977, "sin acta de fundación", y cerrada a finales de los años ochenta del siglo XX, según Reyes, "sin extremaunción". También hubo preguntas sobre cómo ha cambiado el oficio del periodista investigador, el miedo a los hostigamientos y las amenazas, las leyes que protegen el libre acceso a los documentos públicos, las dificultades que enfrentan hoy los periodistas, cómo recibe su trabajo un público sobresaturado de informaciones de violencia, narcotráfico, corrupción, acusaciones mutuas de crímenes y negociados de los dirigentes políticos, enfrentamientos de poderes públicos, farándula, accidentes, telenovelas, destrucción del medio ambiente, guerra?
Al final alguien preguntó si los periodistas habíamos perdido la fe en nuestro oficio. Si había valido la pena su trabajo en un país que cada día está más envilecido y se vuelve más injusto. Yo me distraje y no escuché las respuestas. Estaba pensando en las vidas que han tenido que vivir estos grandes periodistas durante los últimos tiempos. ¿Por qué Daniel Samper, aunque tenga una columna en El Tiempo , se siente amenazado y todavía tiene que vivir en España? ¿Por qué Alberto Donadio se dedica hoy solo a escribir libros? ¿Por qué Gerardo Reyes ha tenido que hacer por segunda vez su carrera en otro país, lejos de Colombia, así sea hoy uno de los periodistas más consagrados de The Miami Herald?
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